Elegí ser amiga íntima de Elizabeth Stonem, Effy para los amigos, no es una persona que sea muy santa de mi devoción, pero sinceramente quería probar si podía cambiarla: coger las riendas y que esa chica se diera cuenta de que muchas veces se equivocaba. Y, precisamente, sus errores eran muy consecuentes en la vida de otros.
Bien, empecemos por donde siempre debe ser: por el principio. Me encontraba en mi cuarto, tumbada en la cama. Era la típica casa inglesa, que es igual a la que tiene al lado y así progresivamente. Las paredes eran blancas, el suelo era de madera, mi cama era de matrimonio, las mesitas de noche eran muy adorables, un tocador blanco y dorado, cortinas doradas, una alfombra algo pintoresca, un escritorio espacioso con un buen ordenador y bueno... Un armario muy grande, con puertas correderas y un espejo del mismo tamaño que éstas.
Sinceramente, yo no quería una habitación superrecargada, a mí con algo más o menos sencillo me valía. Era una habitación muy chula, con un ventilador en medio de esta. Era grande y espaciosa, tenía unos bolsos colgados en la blanca puerta de la habitación. Por primera vez en mi vida tenía un pestillo en mi cuarto.
Me senté frente al tocador, cepillé mi cabello chocolate con un cepillo dorado que había justo delante de mí. No iba maquillada, a mí no me gusta maquillarme, porque entre que sé poco y me da palo hacerlo, pues nada monada. Además, yo nunca me maquillo si no es para ocasiones especiales, aprender a maquillarse requiere su tiempo y como me aburro rápido de las cosas... Pues creo que no va mucho conmigo, necesitaría tiempo que no suelo dedicar a este tipo de asuntos. Mi blanca piel estaba tan suave como de costumbre, no había cambiado nada físicamente, solo el detalle de que no tenía que depilarme: ¡Qué suertuda!
¡El poder de los deseos que una puede permitirse al poder elegir lo que una quiere, tiene sus frutos!
También me alegraba porque ya no tenía que llevar gafas, aleluya. No porque me quedaran mal, solo que es mejor ver sin ellas y que cuando te las quites y no te acuerdes de dónde las has dejado, no tengas que chocarte con todo.
—¡Nessie! —me llamó mi madre, desde el piso de abajo— ¡Effy está aquí! —avisó.
Mi familia tampoco había cambiado, seguían todos igual en todos los aspectos posibles. Excepto el hecho de que mis padres seguían casados, eso sí que lo había cambiado.
—¡VOY! —grité.
Iba con ropa muy moderna, como la de los tiempos actuales, con mi estilo peculiar. Era más o menos adinerada, me gusta llevar ropa de marca porque al poder permitirme lujos que no suelo tener... ¡Hay que aprovecharlo!
Bajé las escaleras, corriendo casi tropezándome, Effy estaba en el salón, sentada en el sofá.
—Hola. —saludé.
—Hola. —me dijo, sonriente.
—¿Dónde vamos?
—¿Cómo que a dónde? Vamos al instituto. —preguntó, extrañada.
—Ah, sí, claro. —solté, haciéndome la sueca.
Tomé mi mochila, dispuesta a salir de mi casa.
—¡Adiós! —manifesté, cerrando la puerta sin dejar que alguien me respondiera.
Nos dirigimos al instituto, estaba contenta y algo perdida entre las calles, después de todo... ¡No conozco nada en absoluto y debo memorizar las calles para poder acordarme, sin duda esto puede ser un caos por no ser precavida!
Effy anduvo a mi lado, fumándose lo que ella llamaría un pitillo, mientras que yo parecía una extraterrestre de tanto analizar como una loca.
—Estás rara. —confesó.
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Shifting Skins | El diario de Nessie Ayers
FanficUna chica llamada Nessie Ayers decide probar el famoso "shifting" en el que las chicas adolescentes dicen poder cambiar de realidades y entrar en sus películas, series o sagas de libros favoritos. Entró con el propósito de cambiar a una de las perso...