Capítulo 12: Future

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No iba a irme sin poder disfrutar mi futuro con él, así que decidí adelantar un poco el tiempo hasta el día de mi boda. No sabía si iba a casarme con él o iba a llevarme la mayor decepción de mi vida, pero necesitaba saberlo.

Me encontraba caminando por una alfombra roja luciendo un vestido blanco precioso, mi cabello estaba recogido y llevaba flores de cristal como accesorios. Mi velo llegaba hasta el suelo y Sid era el que lo estaba cogiendo, junto a Michelle y a Cassie. Me sorprendió que la última mencionada estuviera allí, sin embargo no me quejé en absoluto.

Miré al chico que estaba en el altar justo cuando decidió darse la vuelta para mirarme a mí, a la novia. Y me llené de felicidad al ver que de quien se trataba era James Cook, estaba llorando a cántaros y sonrojado por verme tan sumamente hermosa, estaba tan emocionada que lo único que quería hacer era correr hacia donde estaba él y besar sus labios desesperadamente.

Cuando llegué al altar y me quitó el velo, las lágrimas empezaron a salir a borbotones por sus ojos con asombro pintado en su rostro.

—¿Eres tú? —me preguntó.

—Sí. —respondí.

—Bueno... ¿James Cook aceptas...? —preguntó el hombre que nos estaba casando.

—Joder, pues claro que sí. —dijo apartando al pobre anciano.

Me tomó con una mano por la nuca y otra por las caderas y ya me estaba besando. Me beso con una necesidad tan profunda que me dejó más enamorada que nunca, yo también necesitaba compartir ese momento con él. Me besó suavemente al principio, y luego con una rápida chispa de pasión me aferró a él como la única cosa que le importara en el universo. Como si yo fuera lo que mantenía esa chispa de vida encendida en él.

Sus labios estaban temblorosos porque lloraba como nunca antes le había visto reaccionar así. Evocaba sensaciones dentro de mí que pensaba que nunca antes podría sentir, James Cook es toda una sensación de vida que nunca podré sentir con nadie más.

El resto de la boda fue genial, me lo pasé en grande y pude charlar con tranquilidad y cero dramas con todo el mundo. Me sentí llena de vida y paz.

***

Quise avanzar un poco más el tiempo y ver si habíamos formado una familia, me picaba el gusanillo de la curiosidad, no podía evitarlo. Me "desperté" en un sofá de una casa grande y hermosa, con grandes ventanales en los que se podía apreciar un jardín enorme con una gran fuente a varios metros de la puerta principal. Como para dar la bienvenida a lo grande. El interior era sumamente exquisito para los ojos, o por lo menos para los míos, las baldosas del suelo eran de mármol blanco. Las paredes eran blancas y tenían algún que otro detalle dorado, ya que la casa está decorada como si fuera la típica casa de ricos de antes. Aunque por supuesto los muebles eran modernos, digo que está decorada como antes en el sentido de la arquitectura de las paredes.

Me levanté del sofá y al entrar en el gran recibidor de la casa, un niño rubio de ojos color café entraba por la puerta principal acompañado de una pelota en sus manos. Estaba todo sudado y tenía pinta de haber estado jugando un buen rato.

Vino corriendo hacia mí tirando la pelota por cualquier lugar y me abrazó como si la vida dependiera de ello.

—Hola, mamá. —dijo contento.

—Hola, cariño. —dije devolviéndole el abrazo.

No me llegaba al ombligo, o sea que intuí que probablemente tendría unos seis años. Mi hijo decidió irse hacia el salón y encendió la televisión. Acto seguido James Cook entró por la puerta principal, venía de trabajar seguramente y había traído al niño con él. Asumí eso último porque llevaba una mochila de niño junto a su maletín de trabajo.

Me miró resoplando y vino corriendo a darme un beso en la frente.

—He tenido un día agotador —me dijo—. ¿Qué tal tú? —preguntó sonriente.

—Pues acabo de venir de nuevo y no sé ni dónde estoy, ¿Tú que crees? —pregunté con una sonrisa de oreja a oreja.

La alegría invadió su rostro y me levantó en brazos para empezar a dar vueltas por el gran recibidor, que más bien podría llamarse vestíbulo en toda regla, y aferrarme a él. Repartió varios besos por mi rostro y otro en mis labios, uno corto.

—Tengo muchas cosas que explicarte. —dijo.

—Tengo tiempo. —dije.

—Perfecto, empezaré desde el principio.

Me tendió el brazo y yo lo tomé con gusto. Recorrimos la gran casa, toda limpia como los chorros del oro. Sin duda era espectacular, la hierba del jardín era de un color verde perfecto y sano, la piscina tenía un agua cristalina y sin imperfecciones.

—Nuestro hijo se llama Teo, Teo Cook —dijo—. Le puse yo el nombre, así que si no te gusta te tendrás que joder.

—Vaya, que caballero estás hecho... La verdad es que sí me gusta.

—Si es que tengo buen gusto, por eso tengo a la mejor mujer del mundo a mi lado. —presumió.

Me reí nerviosa, James siempre sabía como sacarme los colores.

—Oh y... Una última cosa. —dijo.

—Sorpréndeme. —me interesé.

Tocó mi barriga con delicadeza y me miró sonrojado.

—Aquí dentro hay una pequeñina. —me guiñó un ojo.

—¿En serio? —me emocioné.

—Ajá.

—¡Ay, que ilusión! —me emocioné abrazándolo con fuerza— Aunque claro, yo no voy a parir, eh, lo hará mi yo. —me separé advirtiéndole.

—Lo sé, princess, lo sé.

Pasé un gran día junto a él y Teo, sabiendo que no estaría con ellos jamás.

¿Pero quién sabe si algún día volveré?

Shifting Skins | El diario de Nessie AyersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora