Capítulo 5: Cook.

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—Cocinas de maravilla, Effy. —felicité, degustando la sabrosa crema de calabaza que había preparado para mí, sabe que es uno de mis platos favoritos— Sin duda tus hijos estarán contentos si cocinas tú, incluso yo querría ser tu marido solo para cuando te toque cocinar a ti. —halagué.

—De hecho, estos últimos años habéis jugado a ser un matrimonio. —reía Katie.

Me quedé trastornada, no sabía a qué se referían.

—Sí, la verdad... Hasta yo estaba celosa. —dijo Michelle, se puso de morros— Yo me pedí a Nessie primero.

—Creo que aquí el primero de la cola fui yo en su día. —añadió Tony— Tienes una larga lista para escoger tu matrimonio. —guiñó su ojo derecho.

—Es muy joven para comprometerse, así que no hagáis una competición, perderéis. —sentenció Viktor— Ahora Nessie debe centrarse en grabar escenas de la película, no en otras cosas.

—La verdad es que me gustaría centrarme en otra cosa —solté, todos me miraron sorprendidos—. Quiero que Paddy salga del internado.

—Ya lo hemos hablado, es lo mejor para él. —respondió Viktor.

—No lo es, seguiste el consejo de John sabiendo que quien de verdad conoce a Paddy soy yo y quiero sacarle de ahí y llevarlo conmigo a todas partes. Incluso quiero contratarle a alguien para que sea su profesor y pueda tener estudios a distancia.

—Respetemos la decisión de Nessie, al fin y al cabo ella es la que conoce a ese niño. Lo cierto es que yo también y a Paddy nada le haría más feliz que pasar su vida con Nessie, o por lo menos una etapa más. —corroboró Malik.

Viktor no tuvo otra opción que facilitar los papeles necesarios para que Paddy pudiera estar conmigo, nos costó su debido tiempo, sin embargo, yo estaba más feliz que nunca. Por las tardes me dedicaba a visitar a Sid y darle todos los masajes de circulación posibles, una de esas no le conté a nadie dónde estaba. Lo que sí había dicho es que quería estar en el apartamento de Sid algunos días, para recordar cosas y nunca olvidarle ni a él ni a su voz. Tony apareció en la habitación del hospital acompañado del castaño que había marcado una etapa de mi adolescencia, volvía a tener a Cook frente a mí.

—Gracias por pasarte otra vez, tío, te tengo como cuidador. —reía Tony.

—Bueno, es un buen trabajo y no me quejo. —suspiró Cook.

Me levanté ipso facto, como si tuviera ganas de saludar. Unas ganas desesperantes.

Ambos se quedaron de piedra, pero el castaño evitó el contacto visual a toda costa. No sabía que me odiaba tanto y no sé qué podía haberle dicho Naomi para que no volviéramos a estar juntos.

—Anda, hola, Nessie. —escupió Tony.

—H-Hola. —tartamudeé, tragué sonoramente.

—Sí, hola. —añadió Cook, mirando al suelo y luego posó sus ojos en mí sin expresión alguna— Bueno, creo que Tony no te lo ha dicho, pero yo cuido de Sid y éramos compañeros de piso.

—No sabía que erais tan cercanos. —sospeché.

—Ha sido de un tiempo para aquí, no hace mucho que está en coma y... Fuimos muy amigos.

—Ya veo...

—Tengo que irme, os dejo aquí. —se escapó Tony.

—De hecho, yo también tengo que irme. —le seguí.

Cuando tomé el pomo de la puerta, la voz de Cook me detuvo.

—Ayers. —llamó.

—¿Sí? —me asomé para verle, detrás de la columna que nos separaba.

Shifting Skins | El diario de Nessie AyersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora