Desperté en mi habitación, la que utilizo en casa de Ruth, desorientada. La resaca asesina que padecía estaba matándome, era una advertencia de que eso no podía suceder a menudo y, por suerte, no entraba en mis planes. No sé qué pude pasar por mi cabeza al cometer ese error, la culpa la tenían el montón de chupitos que me tomé y mis extrañas ganas de beber cómo si no hubiera un mañana. Mierda... Estaba hecha papilla, demacrada cómo un cadáver. El suelo se movía y mi boca estaba seca.
Rodé sobre el colchón para vaguear un poquito más, así también podía hacer la croqueta mientras me arrepentía de mis patéticas decisiones. Igual de patéticas que yo, últimamente. No recordaba con claridad la noche anterior, las lagunas matinales habían causado efecto en mí, dándome pequeñas pistas de lo sucedido. Recordé peleas, chupitos, fiesta, Pandora siendo vengativa, a Cook meando, a Emily llorando, mi beso con John y... Cómo Cook peleaba con alguien y caí al suelo, redonda.
Mis manos palparon el torso desnudo de alguien a mi lado, aún permanecía con los ojos cerrados y no quise abrirlos al pensar en la posibilidad de que se tratara de Cook quién había a mi lado. Deseé que no fuese así con todas mis fuerzas, no podía ser cierto.
Abrí un ojo, asustada, y luego el otro. Gracias a Dios, John estaba a mi lado, observando cómo había amanecido. En su mesita de noche reposaba un vaso de agua y un Ibuprofeno, me iría de perlas. Nos destapé a ambos de un tirón fuerte que le di al edredón, así me aseguré de lo que llevaba puesto. Mis ropas eran las mismas que lleve la noche anterior, al igual que las suyas. Solo se había quitado la camiseta, luciendo su cuerpo de escándalo.
No es que pensara mal de mi novio, sin embargo, lo que pasa es que podríamos haber hecho una auténtica locura estando ebrios. No quería perder mi virginidad, tampoco quiero hacerlo consciente por nada en el mundo. No ahora, por lo menos.
—Buenos días. —saludó, dulce.
—Buenos días. —sonreí, débil.
Acercó sus labios a los míos y depositó un pequeño beso en ellos, noté cómo sonreía al besarme. Cuando nos separamos, sus preciosos ojos se clavaron en los míos.
—¿Te acuerdas de lo que pasó ayer? —interrogó.
—Sí, de todo, más o menos. —respondí, frotando mi frente.
—No te muevas mucho, te he traído medicina para que estés mejor.
—Gracias, te quie...
Mi novio me pasó el medicamento y el vaso de agua para poder ponerle remedio a la resaca. Cómo yo no me encontraba muy bien, decidí ponerme en pie e indicarle que fuéramos a desayunar. Al estar en la cocina, preparé sobre la isla de ésta unas tostadas con mermelada para todos los que estábamos bajo el techo de Ruth, por supuesto, eso la incluía a ella.
—Nessie, conmigo no cuentes para desayunar. —confesó John— Me han llamado mis padres diciendo que Elliot está en comisaría y debo ir a buscarle, no quería irme sin decírtelo personalmente. —explicó, frustrado.
—Vale, tranquilo, no hay problema. —bostecé, preocupada— Por cierto, ¿por qué lo ha hecho?
Me acerqué a él y masajeé sus hombros para calmarle, me agradeció el gesto besando mi frente.
—No sabes lo mucho que te quiero, cariño. —susurró.
Sus manos reposaron sobre las mías, acariciándolas mientras se relajaba.
—Lo que está pasando ahora con Elliot es preocupante. —habló— Nos han dicho que parece tener una nueva obsesión, sin embargo, no hay manera de que escupa el nombre de la chica... Espero que esta vez no se le vaya la pinza de nuevo. No tiene remedio y no puedo estar controlándole todo el tiempo. Eso me está matando por dentro, ya no sé como hablar con él para que vea que lo que hace no está bien. —se angustió.
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Shifting Skins | El diario de Nessie Ayers
Hayran KurguUna chica llamada Nessie Ayers decide probar el famoso "shifting" en el que las chicas adolescentes dicen poder cambiar de realidades y entrar en sus películas, series o sagas de libros favoritos. Entró con el propósito de cambiar a una de las perso...