Inicio de clases

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Ya estoy llegando al instituto, me aseguro de lucir bien, no uso ropa de marca, ni nada por el estilo, literal puedo contar con los dedos de mis manos y pies las prendas que tengo, pero sé combinar mi ropa, me gusta verme un poco mayor, elegante y atrevida y darle mi toque juvenil.
Llevo una blusa negra sin mangas, solo tiene unos delgados tirantes, deja ver un poco de mi escote, una chaqueta vino tinto, con un pantalón negro, me encanta el color negro como lo han podido notar. Pero mi maldito bolso no complementa mi oufit, es jodidamente rosado, odio el rosado, pero digamos que no dió para nada más, luego lo cambiaré cuando logré estabilizarme en esta ciudad. Ahora no hay Money baby.

Bien voy entrando tratando de calmar mis nervios y ese fuego que me sube y me baja por el pecho, será gastritis, me río de mis pensamientos, pero funciona pensar tonterías para calmarme.
Le pregunto a una chica dónde está el Salón que me corresponde. Es una chica con cabello negro corto, tiene un rostro muy lindo.

- hola, buenos días, sabes dónde queda el aula número 12.

X: vas para allá?
- si. Sonrió.
X: yo también voy para allá, ven ya se donde esta, me toma de la mano.- por cierto me llamo Eliza, y disculpa por tomarte de la mano y llevarte así, pero estamos llegando tarde.

Vamos apresurada, allí veo el número doce en una puerta, tocamos y allí está es mujer de ayer, su mirada desafiante me intimida.

Nos escanea de pie a cabeza, al mirarme se detiene y me mira con superioridad, su mirada se dirige a la unión de las manos que tenemos Eliza y yo, trato de soltarla, ella entiende y me suelta.

Hay un lugar atrás y uno justo al frente del escritorio del docente, Eliza me toma la delantera y toma el lugar de atrás, sus labios me susurran una palabra que logró adivinar.

E: suerte.

La clase paso muy rápido, las clases son dos veces a la semana, y nuestra instructora será la profesora lilith, esa mujer imponente con mirada infernal.
Es todo un misterio, no pasa nada irrelevante, excepto las miradas discretas de la profesora lilith, me ponía muy nerviosa y a la vez no me gustaban, es que no sé ella tiene algo que me atrae como un vil metal ante un imán muy poderoso, pero comencemos por decir que se supone que no me gustan las mujeres.
Mierda que me está pasando.

Amor enfermoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora