VIII

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Mikoto se encuentra apenado cuando vuelve a caminar rumbo al hogar de Minato, ha perdido los regalos que compro para él, ahora tendrá que conformarse con llevarle los de siempre. También recuerda con lastima como su primer beso fue ultrajado, desea tener una máquina del tiempo y evitar eso, salir corriendo antes de que ocurra y tomar de vuelta el tesoro, pero ya nada se puede hacer, solo aceptar que no hay vuelta atrás, no se puede cambiar.

Esta triste, pero no quiere que Minato lo vea así, sonríe a la fuerza y corre los últimos metros que le falta para que todos los niños lo comiencen a reconocer y busquen a Minato. Saluda a los que son más cercanos a él y espera con su sonrisa forzada, quiere verlo y abrazarlo con fuerza. Pero Minato no llega de inmediato, se demora un rato hasta que sus amigos llegan corriendo hasta Mikoto avisando que viene.

Cuando Mikoto logra verlo a lo lejos su emoción aumenta y corre, se acerca poco a poco divisando los detalles de su rostro y su figura, pero hay algo diferente; la pierna del menor esta enyesada. No lo entiende y se preocupa ¿Qué le habrá pasado mientras no estaba? Ahora no sabe cómo reaccionar, su emoción no se ha ido pero se abrió espacio para la preocupación. Llega hasta él y lo abraza con cuidado, pero la hostilidad de Minato se hace presente empujándolo, Mikoto lo entiende, los amigos de Minato están rodeandolos.

-¿Qué te paso?- pregunta tomándolo de los hombros y examinándolo.

-Me caí de un árbol.- Responde Minato con obviedad removiéndose incomodo entre los brazos de Mikoto. -Estoy bien.

El mayor sonríe aliviado, está contento de volver a ver a Minato y de estar junto a él, olvida por completo que perdió los regalos y que su primer beso fue robado, por esos instantes solo quiere que Minato sea su centro y abrazarlo con fuerza para consentirlo despues.

Empiesa una plática mientras emprenden camino.

-¿Mirai?- pregunta Minato después de escuchar todo lo que Mikoto tenía que decir. Estaba atardeciendo y ambos comían los dulces que el mayor había llevado. -¿tu novia en vacaciones?

-¡No!- alza la voz por accidente, Minato le da un manotazo y Mikoto se disculpa en un susurro. -Ni siquiera me gustaba, ya te dije que era irritante y fastidiosa. Aparte, a mí me gusta otra persona.

-¿la niña alta?

Mikoto niega con entusiasmo al llevarse un chocolate a la boca, sabe que es muy obvio, Minato debería saberlo a esas alturas y para Mikoto no es ningún problema que todos los amigos del pequeño omega se enteren.

-No me gustan las omega, son irritantes y aunque no tienen nada bueno que decir siempre hablan.

-Entonces te gusta el otro de pelo blanco... No se su nombre.

Mikoto sabe a quién se refiere el menor, pero decide solo seguir riendo y observar el cielo anaranjado. Es una roca sobre la que están, una gran roca que siempre usan para impulsarse y subirse al árbol que está a un lado, pero esa vez no hay ni como intentarlo, Minato tiene una pierna enyesada. Así que ambos están sentados sobre la roca observando como el cielo va oscureciendo poco a poco. A Mikoto le gusta compartir esa tranquilidad con Minato.

-¿Quieres saber quién me gusta?- pregunta Mikoto con una sonrisa trabieza. -Es muy simple.

Minato niega varias veces, se lleva tantos dulces a la boca como puede y trata de ignorar al mayor, pero es inevitable, Mikoto quiere decirlo y quiere que Minato lo escuche, quiere que quede cien por ciento claro y que no quepa duda alguna que rechazaría mil veces a cualquier Omega, beta o alfa solo por él.

-A mí me gustan las Alfa.- Dice Minato a modo de prevención.

Mikoto se ríe y se acerca alzando su mejilla, suspira, por fin puede sentir los labios de Minato y no los de Mirai. Mikoto prefiere tomar como primer beso todos los que ha recibido de Minato ¿Qué importa si son en la mejilla? Al final lo único importante es cómo te hacen sentir, y los de Minato siempre se sienten especiales, reales y deseados.

-A mí me gusta un niño, mi Omega.

Lifelong Love  [MikoMina]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora