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Los cumpleaños de Minato siempre pasan desapercibidos, no hay ninguna felicitación y siquiera un pequeño pastel por parte de sus amigos o sus padres, y eso a Mikoto le parecía fatal cuando eran más jóvenes, ahora aprecia que nadie lo haga porque él puede aprovecharlo. En todos los cumpleaños de su amigo llevaba un pequeño pastel que ambos compartían, incluso llevaba helado de vainilla o chocolate, pero eso cambió cuando ambos empezaron a quedarse en la casa más grande, en esos cumpleaños Minato tomaba lo que quisiera y se la pasaba todo el día con Mikoto preguntándole si se la estaba pasando bien. El cumpleaños número trece de Minato debía ser especial, al menos lo era para Mikoto que se emocionaba más que su propio amigo por el tan esperado día, quizás era porque le compró un buen regalo o porque su madre había salido de viaje con una persona a la que no conocía, por lo que podía invitar a Minato a quedarse y dormir con el.

— Tengo un regalo para ti.- Mikoto solo espera a que Minato deje de decidirse entre mirarlo y seguir con la vista en el televisor, porque apuesta a que el menor no quiere discutir si es un regalo muy caro o no, quizás solo lo ignore y tenga que entregárselo al final del dia. —Te prometo que esta vez no es muy vistoso.

Minato apaga la Tv y suspira girándose para observar a Mikoto, tiene una linda mueca en su rostro de incomodidad que le causa una sutil risa al mayor. Las muecas de Minato eran adorables conforme pasaban los años, su rostro se deformaba en una clara muestra de desagrado cada vez que podia y eso a Mikoto le gustaba, más porque podía saber lo que su chico sentía al momento. Le sonríe y pasa su mano derecha por el cabello de Minato para revolverlo un poco, aunque recibe un manotazo después haciéndolo apartar.

—Deja de hacer eso.— Minato vuelve a girarse y de inmediato lo busca para acariciar su cabello -Basta, Mikoto— Pero Mikoto no deja de molestarlo tocando su cabello o zarandeándolo de forma ligera. —Actúas como un niño.

—Bueno, soy buen actor.- Se burla sin dejar de buscar como molestar al menor. -Cuando me vuelva uno verdadero dejare que pases a camerinos.

Minato suspira poniéndose de pie pero Mikoto lo atrapa de inmediato impidiéndole irse. Mikoto reconoce que a pesar de que ambos crecen a la par él es un poco más fuerte, quizás por la edad o porque Minato no se esfuerza, pero le parece difícil creer lo último porque su chico no deja de patalear y retorcerse en sus brazos. Se siente orgulloso de saber que es un poquito más fuerte y resiste más que antes el dolor, porque sus piernas reciben patadas que despues de un rato dejan de doler. Besa con inocencia el cuello de Minato porque no alcanza otra zona a la cual besar, se queda alli, dónde el aroma de Minato es más concentrado, sostenerlo de espaldas es más fácil que tenerlo cara a cara, por qué eso le quita varias oportunidades de plantar sus labios o en alguna parte de su rostro.

Minato logra quitárselo de encima y cae al suelo, y quizás porque siente que Mikoto lo seguirá se levanta con rapidez y se gira para encararlo, pero el mayor solo tiene una sonrisa en el rostro mientras se burla de cada movimiento.

—Deja de hacer eso.

La mueca de su chico es.. una vez más, perfecta.

—Soy inocente, no hago nada. — Canturrea buscando el regalo que tenía preparado. Toma la caja y se la extiende, vuelve a reír cuando Minato no la toma de inmediato e intenta adivinar que contienes—No es nada vistoso.

Cuando el menor sucumbe a la insistencia abre el regalo de inmediato, no hay una envoltura que pueda romper, es una linda caja con decoraciones para que pueda verse como un regalo. Cuando los ojos azabache de Minato se posan en el contenido extiende de inmediato la caja en muestra de que lo está rechazando, Mikoto se cruza de brazos y niega.

—No puedo tomarlo, es demasiado caro.

—Que bien que no te lo estoy vendiendo. — Mikoto eleva sus hombros en un suave gesto, no recibe de vuelta el obsequio, deja que Minato lo examine por una vez más. —Es un obsequio, no puedes regresármelo... a menos que quieras de nuevo un montón de chocolates frente a tu casa. Si lo tomas podre llamarte cada que quiera.

-Eso es peor.- Minato trata de devolver el regalo porque tal vez sienta pena de tener algo tan costoso por parte de Mikoto, nunca ha tenido un celular y tampoco lo ha necesitado, es por eso que no piensa aceptarlo del mayor. —No lo necesito.

—Lo necesitas, así podre hablarte cada que quiera escuchar tu voz.

Mikoto no sabe cómo reaccionar, porque Minato no sigue discutiendo, acepta el obsequio sin decir más y solo se vuelve a sentar a un lado buscando en control remoto. Cuando lo abraza lo hace con fuerza porque piensa que el menor se ha quedado dormido o algo parecido porque no se retuerce entre sus brazos como generalmente lo hace, tienta el camino besando su mejilla y tratando de llegar a sus labios.

El cumpleaños de Minato parece el de Mikoto, porque terminan besándose sobre el sofá, con el menor en su regazo.

Lifelong Love  [MikoMina]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora