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¿Por qué un muérdago?

Se pregunta en su cama mientras se arropa tratando de aliviar el frio esa noche es vastante tempestuosa y fria. Cierra los ojos y conecta sus pensamientos con su almohada, quizás contándole la razón por la que consiguió un muérdago y lo regaló, o talvez la razón por la que estuvo llorando hace apenas un rato. Sus ojos hinchados están tan cansados que se cierran por si solos, esta exhausto de él mismo, de llorar y esperar a que alguien lo consuele, pero es inútil, nadie vendrá porque...

Sus padres no están en casa, ellos siempre salen y aunque insisten en llevarlo él siempre ha rechazado la oferta para quedarse con Mikoto, pero esa vez solo lo rechazó para quedarse solo y poder contarle a la almohada sus más penosos sentimientos.

Mira aquel espacio donde la oscuridad es más densa y se pregunta porque no duerme, debería solo cerrar los ojos y que el tiempo haga lo suyo. En su mente azota una vez más sus razones para sentirse apenado, lo que le grita una y otra vez que es estúpido, aquello que no consigue callar porque él mismo lo trae por miedo a que regrese en otro momento, se esta torturando como un castigo por sentir.

Piensa en culpar a Mikoto, culpar todas las veces que ese alfa testarudo se esforzó en ser imnortante para el, en todas las veces que lo hizo sentir bien y en cada vez que le exigía besos cuando eran niños, tal vez hubiera sido mejor alejarse, o terminar todo cuando ambos se separaron, darle fin a esa extraña amistad de esa manera y seguir con sus vidas manteniéndose como un recuerdo que se quedaría atrás. En su cabeza golpea la idea de que todo es culpa del mayor, golpea fuerte y se enoja mientras que otra parte de él le reclama porque debe irse de entre sus manos asi, Mikoto no es el culpable. Ser feliz no es un delito.

Toma el celular que le regaló y busca el número de manera automática, marca sin pensarlo dos veces y espera.
El recuerdo de Mikoto lo azota con fuerza, aquel pequeño Mikoto al que nunca se atrevió decirle por su nombre, cada vez que se alejaba alzaba su mano para despedirse, aquel lindo Mikoto a quien lo dejaba dormirse sobre él porque amaba tenerlo cerca.

"Miko" le susurró una vez para despertarlo, pero Mikoto no lo hizo y se sintió aliviado de eso, el pequeño Minato cerró los ojos y recargó su cabeza en la de Mikoto con cariño asegurándose de que él no despertaría.

Cuando escucha que su llamada es respondida sale de ese pequeño flashback y regresa a su yo de ahora quien sonrie de inmediato al saber que le han contestado y se sienta sobre la cama esperanzado ignorando el frio.

Cuelgan y de inmediato lo pierde todo y deja solo una estela de confusión.

Vuelve a marcar, pero es inútil porque cae en un buzón de voz. Observa su celular porque piensa que eso es el problema, pero no, no hay ningún problema, es solo Mikoto quien ha decidido no responder de nuevo.

Piensa que regalarle un muérdago y llamarlo fue estúpido.

Mikoto no es un perro, no importa de cuantas maneras lo llame, él no tiene por qué regresar, el pequeño Mikoto del que brotaron sentimientos ya no existe.

Piensa en si dejar que lo que siente se vaya con ese tierno niño en sus recuerdos.

Lifelong Love  [MikoMina]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora