XXIX

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Tener a Minato recostado en su cama es algo normal, el menor siempre la busca cada que llega a la gran casa. Ahora despues de clases siempre se ven en la casa de Mikoto, su madre nunca está y las mucamas no se meten en su vida privada, casi ninguna logra ver a Minato dentro del lugar y si lo ven saben que es amigo de Mikoto a pesar de llevar uniforme muy distinto. La mayor parte del tiempo se encuentran en la habitación, ya sea haciendo deberes o jugando algún videojuego, fuera de eso no hay mucho que hacer.

No hay nada que Mikoto no sepa de Minato, pero no se puede decir lo mismo cuando se invierte, porque Mikoto le apena ciertas cosas que quiere olvidar, que entierra en sus recuerdos y finge que no existieron, pero ahí están, rondando de vez en cuando en él y haciéndolo enojarse consigo mismo. Está leyendo en ese momento, se ha perdido entre las líneas hasta terminar sin comprender el párrafo anterior y tener que regresar, su chico está durmiendo en la gran cama con una tranquilidad que ya quisiera Mikoto tener. Sonríe cuando deja el libro de lado y observa a su lindo chico de casi catorce años.

-Minato— le susurra mientras se levanta para irse a recostar sobre su chico. —¿estas dormido?— quizás la pregunta llegue a molestar porque tiene la intención de una sola respuesta que no llega. Se dedica a escuchar las palpitaciones de Minato, es tan lento y calmado que lo arrulla y le hace cerrar los ojos.

El pecho de Minato se mueve de una manera lenta y pausada, de vez en cuando inhala hondo y lo hace subir un poco más, otras veces parece ni siquiera moverse, pero en definitiva lo está haciendo. Toma la mano del menor y la entrelaza con la suya, aun se puede ver la molesta luz del atardecer que entra por la ventana y quema en la piel, pero a Mikoto le gusta sentir aquel curioso ardor.

-Mikoto - Le habla Minato con la voz ronca, se levanta un poco nada más escucharlo para conseguir verle al rostro. —Quítate de encima, hace demasiado calor.

Mikoto sonríe sosteniéndose sobre ambos brazos y gateando apenas un poco para conseguir el rostro quejumbroso y adormilado del menor.

– Te ves muy lindo—Lo alaga en busca de molestarlo porque sabe que no le gustan ese tipo de cumplidos. Antes de que el menor se pueda quejar decide plantar un suave beso en sus labios, algo que lo despierte.

Es una unión lenta que suelta suaves chasquidos en el silencio de la habitación, algo que Minato no se niega aceptar porque sus labios se acompasan al delicado movimiento que los conduce a seguir. Es la primera vez que el beso no es inocente, que es tan profundo que se sumergen en él olvidándose incluso de donde están. Entrelaza sus manos con las de su chico apricionandolo contra la cama. Los labios de Mikoto se desvían con toda intención hacía el cuello del menor reconociendo por primera vez su esencia,"coco y vainilla"... El aroma de leche, a cachorro había desaparecido, quizás Minato no lo note pero el mayor ya ha marcado un camino que seguir cuando empieza a retirar su camisa, piensa en continuar con un camino de besos húmedos, quiere sentir con sus labios la piel expuesta del menor, su pecho, vientre, piernas y al final......

Mikoto se detiene.

Siente que ha sido suficiente, cuando a empezado a bajar por su pecho, cuando ni él mismo sabe a dónde quiere llegar y necesita poner un alto porque terminaran en alguna situación mucho más incómoda.

O tal vez solo se detiene porque Minato aún tiene doce. Cuando observa el rostro de su pequeño, este tiene el rostro cubierto con sus manitos y nota que se encuentra algo agitado, igual que Mikoto.

— Mi- Mikoto.. - el mayor puede notar que le es difícil articular, quizá por qué tiene el rostro cubierto por eso intenta retirar sus manos, Minato suelta un gemido, está sonrojado y con las pupilas dilatadas...piensa por un momento que dose es buena edad para que su relación de otro gran paso - tus feromonas, ....controla tus feromonas! Idiota!

Minato consigue alcanzar una almohada con la que lo aparta lo suficiente para huir de Mikoto hacía el baño, donde se encierra y empiesa a soltar mil insultos que creyó el mayor había olvidado. En eso se da cuenta que la habitación está inundada de sus feromonas y se avergüenza, es una falta cómo Alfa hacía un Omega liberar tal cantidad, es grosero y descortés. Habré las ventanas e intenta ponerlas bajo control cómo siempre, pero es inútil, solo puede pensar en lo hermoso que se veía Minato cuando descubrio su lindo rostro, Mikoto intenta deshacerse de la imagen agitado la cabeza, y como medida adicional tomarse todos los supresores Alfa que tenía guardado.

No hace falta mencionar, que además del problema de sus feromonas inundando su habitación, tenía otro problema dentro de sus pantalones.

Culpa a la chica que alborotó sus hormonas, porque ahora no sabe si podrá controlarlas al estar con Minato.

- Necesito supresores más fuertes...

Lifelong Love  [MikoMina]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora