XVIII

201 37 0
                                    

La indiferencia jamás había sido el fuerte de Mikoto, pero Minato parecía no notarlo y seguir con un rostro inmutable y una actitud que ni siquiera él aguantaba, no se veían todos los días, de vez en cuando Mikoto se ofrecía a ayudarle al menor con sus tareas y este no podía negarse, ya no era como antes, sentían que nada lo seria despues de tanto tiempo alejados, se había creado una dura grieta que ninguno conseguía cerrar.

Pero no todo está perdido, aún quedan pequeños gestos que los hacen sonreír, algunos recuerdos que mencionan y provocan que el ambiente sea más llevadero, quizás es solo una chispa, algo que queda más como un recuerdo, pero sin duda hace feliz a ambos y los distrae de lo que ocurre realmente. El tiempo perjudica pero a la vez ayuda, o al menos así lo siente Mikoto, porque Minato poco a poco va dejando de lado esa mala actitud. Le recuerda a los días cuando lo conoció, cuando Minato no lo soportaba a pesar de que Mikoto lo tratara de la mejor manera, cuando luchaba por su aceptación, cuando eran apenas unos niños, eso le causa una sonrisa cada vez que lo recuerda, y piensa que ocurre lo mismo con Minato cada vez que lo ve sonreír de la nada.

– Te quiero — Le dice un dia que lo abraza con fuerza, no es algo serio, a Mikoto le encanta hacer enojar a Minato y sabe que aquello le alteraba, sonríe cuando encuentra respuesta pues Minato intenta alejarlo con una mueca de fastidio y el mayor lo suelta, se rie y regresa su atención a los problemas matemáticos, para él son difíciles porque no logra comprenderlos. —No entiendo— murmura.

Minato se inclina para echar un vistazo, se queda viendo los apuntes y hace una mueca, quizás es porque ninguno entiende que el cuaderno es cerrado y dejado de lado. Pueden hablar sin interrupciones como antes, pueden reir y pueden quitar la barrera momentánea que les impide tocarse, eso es un avance que Mikoto adora porque ama abrazar a Minato en cada oportunidad, quizás las costumbres no se van en ocho meses, solo se quedan en pausa.

—Estoy perdonado ¿verdad?- dice Mikoto cuando esta oscureciendo y se tiene que ir, Minato se encoje en hombros, es normal una respuesta asi a tal pregunta, es normal porque conoce muy bien a Minato y sabe que no esta decidido. Aún así tiene el valor para hacer algo que no ha hecho en años; se inclina y acerca su mejilla con una sonrisa.

-Tienes que darme un beso de despedida.

Aquello es una broma, nada literal, porque ya no son niños y Minato ya esta por cumplir los once años, es una artimaña para que deje de nuevo la seriedad y ese ambiente tan denso cada que se mencionan la gran injusticia que cometió contra el menor.

Mikoto no espera un beso de su pequeño, es por eso que se sorprende cuando lo recibe...

Lifelong Love  [MikoMina]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora