T/n una joven de 23 años de edad, vivía con una típica rutina que consistía en ir del trabajo a casa y ocasionales salidas. Harta de la monotonía de su vida cotidiana y de soledad que está implicaba, decidió adoptar a un pequeño felino para hacerle...
Hyesoo:– ¿Por qué la cara larga? — inquirió la mujer apenas ocupo un lugar frente a la barra.
La pelirroja debía asegurarse por si misma que la baraja estuviera a su favor, después de todo, Namjoon no le ayudaría de ahí en más.
Jisoo:– ¡Ah! Disculpe — respondió volviendo a una postura más profesional.
La mujer siempre olvidaba lo expresivo que su rostro se volvía durante esos momentos en los que sus pensamientos le gastaban parte de su tiempo. Un mal hábito que parecía ser normal, sobre pensar las cosas.
Hyesoo:– Una mujer tan hermosa como tú, llorando ¡que ofensa! ¿quién ha sido el idiota capaz de algo así? — una mueca "ofendida" se formó ante sus palabras, una mentira.
Jisoo:– Perdoné, ¿puedo tomar su orden? — limpiamente desvío el tema.
La mujer no conocía nada acerca de la pelirroja, nada más allá que su relación con T/N. No había porque dar explicaciones o de sentir confianza para hablar más de lo necesario con un completo extraño, por lo que de no ordenar algo, se iría con otros clientes.
Hyesoo por su parte noto enseguida la indirecta, ella no hablaría tan fácil. Eso le gustaba, una presa que luche por su vida. Jisoo no sólo era más fuerte emocionalmente que T/N, si no que era mucho más precavida con sus pasos.
La pelirroja ordenó cualquier cosa del menú, había venido con un objetivo en mente, pero al parecer sería mucho más complicado de lo imaginado.
Hyesoo:– Que maravilla... — susurro al contemplar el gran espectáculo que le ofrecía el albino.
Yoongi atendía las mesas de número impar a una velocidad considerable. Su personalidad reservada y fría no podía ocultar sus verdaderos sentimientos, desesperación.
Era evidente que su sola presencia alteraba al híbrido. Era la clase de sentimiento que Hyesoo gustaba, sentirse superior.
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Compañero:– Aquí hay más platos, no te vallas hasta terminar con todo — ordenó de cierto modo tosco mientras dejaba la bandeja junto al fregadero.
T/N estaba que no podía con la tensión. No solo el ritmo en la cocina era más acelerado por las ordenes que entraban y salian, lo que de por sí ya resultaba en un desgaste. Si no que desde los recientes conflictos, no había una buena recepción para ella por parte de sus compañeros.
La hora de salida había llegado. Sólo aquella bandeja de platos sucios la separaban de un dulce sueño en la comodidad de su hogar, solo debía mantenerse despierta un momento más. De no ser por el agua fresca de la manguera, seguramente habría caído presa del sueño en cualquier momento.
