Capítulo 24.

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VIOLETTA

Desde que Hadeon nos había dicho que Mica vomitaba las pastillas no había podido dejar de observarla por si mostraba algún signo de culpa o de arrepentimiento, pero ella estaba igual que siempre.

Tras la pelea que se montó en el comedor todos estuvimos limpiando y recogiendo para la comida, la mayoría tuvieron que cambiarse y ducharse para asistir a las clases de por la tarde. En el momento que todo empezó Mica aprovechó para salir, no podía dejar que fuera al baño por lo que la seguí, intenté dejar distancia para que no me descubriera. Se metió en los baños que estaban nada más salir del comedor, conté diez segundos para entrar. Se oían los gritos que provenían del comedor y algunas pisadas del piso de arriba. Todas las puertas estaban abiertas menos una, nada más pegar la oreja escuché unas arcadas, tuve que contenerme al escucharla. Mario me mataría por no haberla parado, pero algo muy en el fondo de mi interior me decía que Mica necesitaba saber la pura verdad. El sonido de la cadena me despertó y me escondí, el sonido de la puerta abrirse y de los grifos no tardaron en escucharse, cuando sentí que ya se había ido salí para seguirla, pero me sorprendí al verla mirándome tras el espejo.

-¿Me estabas espiando? -se acercó.

-¿Estás bien? -alisé mi falda en señal de nerviosismo- Me he preocupado al ver que te ibas sola.

-Estoy bien, algo me ha sentado mal en el desayuno.

-Te acompaño a la enfermería -intenté agarrar su brazo, pero se apartó.

-Te lo agradezco pero no es tan grave -sonrió- Deberíamos volver al comedor.

-Por supuesto.

Ahora estábamos en la habitación las cuatro esperando a Roxy que se estaba cambiando el uniforme, Lea estaba en su escritorio adelantando ejercicios y Mica estaba con su móvil. Mi mente no dejaba de recordarme que debía haberla parado, estaba en dos bandos y en uno Mario me sonreía y en el otro me daba la espalda.

-Mis padres son unos pesados -suspiró enojada Mica- No me dejan en paz.

-¿Por las sesiones? -Lea despegó su mirada de su cuaderno.

-Pensaba que cuando estuviera aquí dejarían de agobiarme pero la situación ahora es peor, no sé si era mejor antes cuando mi hermano y yo no estábamos aquí.

-No digas eso -las palabras salieron de mi boca.

-Estoy de acuerdo con lo que dice Violetta, Mica -Lea se levantó para sentarse en la cama con ella- Has demostrado que ya vas a ir a las sesiones por lo que deberías decirles que no te presionen.

-Hay veces que cuando me reprochan lo de las sesiones las palabras más crueles fluyen de mí sin darme cuenta y en otras ocasiones solo intento apagar sus palabras -su mirada decayó.

-¿Mario no podría hablar con ellos? -preguntó Lea.

-Él tampoco está bien con mis padres, por una parte me alegro de que sea así y por la otra me come el remordimiento -nos miró a las dos.

-Es una etapa -respondí.

-Gracias chicas -suspiró- Ahora me siento mejor.

-Puedes hablar con nosotras cuando quieras y de lo que sea -Lea la abrazó.

Cuando Roxy salió del baño no tardamos en reunirnos con los chicos, los que se habían peleando tenían ya moratones y algún que otro corte en el labio o en la ceja. Hadeon y Woodzy se reusaban a mirarse y Mica estaba entre ellos mientras exigía el por qué de sus comportamientos, en cambio Silva no presentaba ningún signo de enfado, muy raro en él y encima si le habían pegado. Quise que Mario y yo nos alejáramos para decirle lo de Mica pero algo me paró, no pude hacerlo, mi lado que apoyaba a que ella supiera la verdad ganaba a la otra. Perdóname, Mario.


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