Capítulo 34.

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WOODZY

Estar en la biblioteca casi todo el día no ayudó mucho a que mi mente dejara de pensar en lo ocurrido. Aún no me sentía del todo a salvo, no me quería confiar, debía estar alerta durante varios días hasta que la cosa se calmara. Tampoco ayudó estar viendo como Hadeon le acariciaba la pierna a Mica por debajo de la mesa, él debería estar en su habitación manteniendo distancia con todos pero era él, nunca cumplía nada de lo que le decían. Ella varias veces me miró y yo me cruzaba de brazos sin apartar mi mirada, estaba cabreado con ella y quería que lo supiera.

Lea y Silva estaban con los demás, sonreí al ver a Roxy dormirse y Mat con una ceja alzada porque no había durado mucho explicándola lo que fuera. Mario estaba concentrado en su libro de filosofía, no se me pasó verle que miraba de reojo a Violetta. Silva no despegaba su mirada del libro de literatura y Lea escribía sin parar. Y yo mirando a toda la biblioteca, intenté concentrarme e intentar resolver algún ejercicio de matemáticas, fracasé en el primer intento.

La campana sonó avisándonos de que era la hora de comer, todos dejamos nuestros apuntes y libros ya que volveríamos la gran mayoría para estudiar toda la tarde y parte de la noche. Agradecí que intentaran animarme mientras comíamos, busqué al profesor de educación física para hablar con él y asegurarme de que no tenían ni idea de lo mío con la profesora.

-Me ha dicho que le busque antes de la cena -me susurró Roxy que estaba sentada a mi izquierda- Puedes acompañarme.

-Gracias -susurré de vuelta.

La tarde se pasó más rápido que la mañana. Esta vez sí que aproveché el tiempo y repasé el examen de historia, estaría muerto si mis padres se enteran de que me han quedado algunas asignaturas en el primer trimestre. Roxy me mandó un mensaje antes de que la campana sonara para avisar de la cena, le pedí a Thiago que me guardara las cosas y esperé en la puerta a Roxy.

-Espero que no me pidáis hacer un trio -solté cuando llegó a mi lado- No me va ese rollo.

-Tú te lo pierdes -sonrió con picardía.

Enzo le mandó un mensaje para avisarla de que estaba en el gimnasio. Cuando entramos casi todo estaba oscuro menos la luz del cuarto donde se guardaban todos los materiales de deporte. Entramos y él estaba colocando varios balones en las jaulas.

-Piccolina... -cerró la jaula para darse la vuelta- Y Woodzy.

-Hola -saludé escueto.

-Él no tardará en irse -Roxy le rodeó el cuello con sus brazos- Solo queremos información.

Fruncí el ceño al ver cómo me miraba de arriba abajo, como si fuera una amenaza.

-La encontré esta mañana en su habitación colgada de la lámpara, no tardé en avisar a los demás profesores para que me ayudaran a ponerla en suelo. Intenté reanimarla, pero estaba demasiado fría y el color de su piel no era la misma.

-¿Sabes el por qué? -tragué duro.

-No tengo ni idea. Su familia ha pedido que se respete su privacidad por lo que no van a abrir un caso como tal. Que no os extrañe ver a algunos policías en el internado.

-¿Creen que hay un culpable? -preguntó Roxy.

-Por lo que sé quieren investigar porque ya hay dos casos de suicido en menos de un año.

-Joder -las manos me sudaban.

-No creo que tarden mucho en averiguar lo que pasó -Enzo no paraba de mirarnos a los dos- Dejó una nota en su cama.

-¿Qué decía esa carta? -sentí el  sudor frío en mi cuello.

-Pedía perdón, a su familia y al internado.

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