Capítulo 37.

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THIAGO

Cerré los ojos lo más fuerte posible al ver que le había mandado un mensaje a Cooper respondiéndole que me apetecía mucho nuestra de cita de mañana, bueno, en unas horas ya que eran las dos de la madrugada y seguíamos hablando. Le mandé un mensaje deseándole las buenas noches y puse el móvil a cargar. Dudaba mucho que pudiera dormirme ahora, mi cuerpo estaba lleno de felicidad. Suspiré viendo el techo de mi habitación, había sombras de hojas ya que no teníamos persianas, solo unas cortinas que no hacían muy buen su función.

Por mi mente se me pasó ir a dar un paseo para que el sueño me viniera aunque esa idea quedó descartada al acordarme de que las cámaras ya estaban funcionando y sería muy tonto para jugármela teniendo una cita con Cooper.

Mi corazón volvió a latir más fuerte al pensar la palabra cita, no iba a ser una cita cualquiera ya que era mi primera cita, era la cita. No me había dado muchos detalles y eso me producía más mariposas en el estómago. Oh dios mío, no me he parado a pensar el que me voy a poner. Repasé en mi mente todas las sudaderas que tenía, era lo único que me ponía y eran muy parecidas entre todas. Mierda, ¿tendré alguna que esté limpia y planchada?

Lloriqueé en mi mente al ser tan despistado, las cosas iban demasiado bien para ser yo, algo tenía que fallar en todo esto. Me limpié los ojos de la frustración conmigo mismo, necesitaba dormirme para descansar mi mente negativa y pensante.

Quité la colcha y las sábanas para meterme en la cama, cuando lo iba a hacer escuché un ruido raro, como si alguien estuviese raspando su zapatilla con la arenilla del suelo. Levanté la mirada hacia la ventana para encontrarme con Silva, estaba intentando entrar. Reaccioné y le ayudé para que entrara, cerré la ventana haciendo el menor ruido posible ya que no quería despertar a los demás. Le miré para que me diera una explicación del porque estaba aquí, en mi habitación en mitad de la madrugada vestido como si fuera un ladrón, todo de negro. No me contestó, se limitó a observarme de la misma forma que estaba haciendo yo. Le cogí del brazo para entrar al baño, cerré la puerta para que no nos escucharan.

-¿Qué cojones haces? -repliqué en bajito.

-He visto que estabas en línea... -respondió sin mirarme.

-¿Y? -me crucé de brazos indignado- ¿Cómo lo has hecho para llegar hasta mi habitación?¿Eres consciente que podrías haberte matado?

-No es la primera vez que lo hago, solo he tenido que deslizarme poco a poco por las repisas que hay entre las ventanas, si quieres un día te puedo enseñar para...

-Para -le corté- No puedes hacer esto.

-¿El qué? -apoyó su peso en el lavabo para quedar frente a mí.

-Me has ignorado todos estos días -pegué mi espalda contra la puerta para que hubiera distancia- Ni si quieras me has mirado a la cara.

-No lo exageres -sonrió de lado.

-Flipo contigo -solté exasperado.

-Necesitaba hablar con alguien.

-Pues yo no quiero hablar contigo.

-Por casi no la cago hoy -soltó neutro.

Quise negarme, no se merecía ni mi atención ni que me preocupara por él, pero soy así de tonto para caer ante él.

-¿Qué ha pasado? -analicé su expresión.

-Se nos ha olvidado utilizar condón, conseguí la pastilla esta mañana en la enfermería y se la tomado dos horas después, he leído que puede fallar y como Lea sea un caso especial no sé qué voy a hacer.

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