Royal Academy

Capítulo 58.

WOODZY

-La diferencia que tenemos Hadeon y yo es que uno ya te tiene. Me gustas, Mica -la miré.

-Estás muerto -Hadeon quiso pegarme, pero Mica se lo impidió.

-¿Desde cuándo?

-Me gustas -repetí- Con eso debería valer.

-No si soy un capricho para que él se enfade -señaló a su novio.

-No eres ningún capricho, te lo aseguro -confesé.

-No sé qué decirte.

-No hace falta que digas nada -sonreí- Solo quería que lo supieras.

-Pocos son capaces de decirlo en alto -sus mejillas estaban un poco rojas- ¿Te lo agradezco?

-¿Qué le vas a tener que agradecer? -respondió irónico Hadeon- No sé con qué fin lo has dicho pero estate seguro que esto no va a quedar así -me amenazó.

-¡Hadeon! -demandó ella.

-¿Qué? -preguntó enfadado- Eres mi novia, perdona que me preocupe porque a otro chico le gustas.

-Es mi amigo.

Directo al corazón.

-Creo que deberíais dejarlo -suspiré- Estate tranquilo Hadeon, conozco perfectamente mis límites.

-Lo que sea -me miró enfadado.

-Voy a subir ya a dormir -quería dejarles solos, tendrían que hablar, más bien Mica.

-Estás tardando -me dio una última mirada para sentarse.

-Nos vemos mañana -me sonrió Mica- Descansa.

-Igualmente -no pude evitar dejarla una pequeña caricia en su brazo al pasar por su lado e irme.

Confesar que me gustaba no había tenido nada que ver con molestas a Hadeon. Merecía decírselo, por mí y por mis sentimientos. Verlos desde el primer día que empezó su relación había sido martillador, las ganas de gritar que no la tocara, el impulso de separarles y el deseo de decirle toda la verdad siempre estaban conmigo.

-Has tardado más de lo normal en venir -me dijo Mario cuando me vio entrar por la puerta- Daba menos por ti -su mirada volvió al libro que estaba leyendo.

-Le he dicho a Mica que me gusta -confesé al sentarme en mi cama.

-¿Ella que te ha dicho? -preguntó sin apartar su mirada del libro.

-¿Qué me iba a decir? -reí- Ni que me hubiera correspondido.

-Me lo imaginaba.

-¿No estás enfadado?

-Me gustaría estarlo -me miró de reojo.

-¿Y por qué no lo estás? -me quité los zapatos para tumbarme.

-Pocas personas aguantarían lo que estás haciendo tú -cerró su libro para dejarlo en la mesilla de noche- No estoy enfadado porque hayas sido sincero de corazón con ella. No podría enfadarme.

-Gracias -suspiré relajándome.

-No hay que darlas -se levantó- Ahora vuelvo.

-Claro -estaba en mi nube de atontamiento.

VIOLETTA

Me acerqué a ver como estaba Lea, su rostro seguía un poco rojo de haber llorado. Se había quedado dormida entre los brazos de Mat, entre los dos la habíamos acostado.