Capítulo 68.

215 17 2
                                    




Había crecido con su pequeña presencia, siempre revoloteando con su cabello rubio recogido en coletas con grandes lazos de todos los colores. Esos ojos azules que te hacían sonreír y ceder.

Sus mejillas siempre coloradas por no parar de jugar y de sonreír.

Sus labios normalmente manchados de chocolate.

Sus coronas con un montón de brillos.

Sus vestidos de princesa de todas las formas y colores posibles.

Sus rabietas.

Sus lloros.

Sus risas.

Sus enfados.

Todo de ella había formado parte de mí, y lo seguía haciendo.

Violetta era la chica de mis sueños, demasiado buena para mí. No era justo para ella. No me podía permitir corromperla, abrirle los ojos, darle la mano para enseñarle mi mundo oscuro y desastroso. Besarla con posesión para intentar convencerme de que era mía. Poseerla de la forma más perversa que era capaz para demostrarla que me tenía completamente para ella. Pero eso no le basta a ella, le gustaba mi juego. Mi forma de hacerla sentir, pero no del todo. No de la forma que se merecía. No se tenía que conformar solo con besos bruscos y con anhelo. Caricias dominantes que la dejaban huella por todo su bonito cuerpo. Palabras que al final eran frías y sin valor, en algunos sentidos. Ella merecía algo más real, para ella. No sé qué es más real que esto, solo le puedo dar lo que soy. Pero lo sabe, no somos buenos para los dos. Necesita una persona que le dé todo lo que yo no le doy.

Mario Beviá va a necesitar algo más para recuperarla, porque no estoy dispuesto a entregar a mi pequeña a cualquiera. Y si hace falta, me la llevaré conmigo. La protegeré yo mismo, aunque sea lo más egoísta que pueda hacer por ella. 

Royal AcademyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora