Capítulo 44.

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HADEON

-Al principio pensaba que necesitaba una respuesta -intenté contenerme- Por lo menos, una verdad -las lágrimas empezaron a acumularse- Ahora que os miro a los dos no la necesito, no confío en vosotros -sentí como una lágrima se me escapaba y la limpié rápidamente - ¿Cómo se supone que voy a seguir adelante? ¿Cómo tengo que comportarme? ¿Cómo voy a mirar a Mica sin romperme?

No me respondieron. Mi padre estaba llorando en silencio, Mario me miraba neutro y Mat estaba con una mueca en sus labios.

-No quería que te enteraras así -suspiró mi padre- ¿Crees que me ha gustado ocultarte todo?

-Pero bien que Mat lo sabía -señalé al nombrado- ¿No habéis tenido ninguna oportunidad para intentar decírmelo? ¿Habéis esperado a mi cumpleaños para soltármelo? -jadeé angustiado- Bueno, en realidad me lo ha contado el bueno de mi primo.

-Creo que no vamos a llegar ninguna parte -confesó Mat- Todos estáis muy alterados para ver bien las cosas y hablar con firmeza.

-A Mica no la metas en esto -habló al fin Mario- Ella no sabe nada y nunca lo hará.

-¡Lo tiene que saber! -le respondí exasperado- No puedo ocultarle algo así.

-Lo harás -me señaló amenazante.

-Hijos por favor si me dejáis hablar...

-¡No! -le miré enfadado.

-Hadeon escucha a tu padre -Mat suspiró perdiendo la paciencia.

Mis manos temblaban y sudaban, me las limpié varias veces en el pantalón. Cada vez que miraba a mi padre o Mario me picaban las manos para perder el control. Decepción, angustia e ira era lo único estaba sintiendo ahora mismo.

-Hadeon sé que no he sido el mejor padre -empezó a hablar- Ni te he dado la mejor educación ni he sido un buen ejemplo.

-No me has creado ningún trauma -solté borde- No te preocupes.

-Claro que me preocupo -se peinó el pelo- Desde que eras pequeño te dejaba solo en casa, estaba más ocupado en ocuparme de mi trabajo y en salir con una chica diferente cada fin de semana. No disfruté contigo de tu infancia y tampoco me permití verte crecer.

-No quiero que sigas -le corté- Mi infancia y mi adolescencia fue una mierda, claro que te necesité y lloré muchas veces porque necesitaba un abrazo de mi padre -miré su expresión triste- Pero eso me hizo ser más fuerte y no dejar que nadie me pisoteara, era yo solo contra los demás.

-Por mi culpa tuviste que crecer más rápido que los demás niños y eso no me lo perdonaré nunca.

-No quiero que te castigues por eso -fruncí el ceño- Podría haber sido peor.

-Todos esos errores siguieron el camino de las mentiras. Desde el primer momento debería haberte contado la verdad de nuestra familia.

-No sé qué sentir hacia todo esto -respondí sincero- ¿Debería saber la verdad del todo?

-Te mereces saberla -mi padre intentó acercarse otra vez a mí.

-¿Qué ha pasado para que decidas contármelo?

-Le presioné yo -Mario respondió.

-No puedo ni mirarte a la cara -me cabreé aún más- Eres un puto mentiroso de mierda.

-Todos lo somos hasta un cierto punto -rebatió.

-¿Desde cuándo lo sabes? -pregunté mirando a mis zapatos- ¿Te acercaste a mí porque ya sabías que éramos hermanos?

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