Capítulo 29.

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THIAGO

No sé porque pensé que me contestaría, al menos una mirada de reproche o de decepción. El silencio fue lo que más me dolió, no era fácil dejar sin palabras a Aaron Silva y yo lo había conseguido con una sola palabra. Su mano estaba en el pomo de la puerta sin moverse, él tampoco me miraba. Al intentar acercarme noté como su espalda se tensaba, quise pedirle perdón al momento.

-Ni se te ocurra volver a pedirme eso, en tu puta vida -dijo entre-dientes.

-No lo volveré a hacer -cedí- Solo te pido que me mires.

-¿Qué coño estás diciendo? -se giró.

Sus ojos estaban más oscuros y su mirada estaba perdida, no me miraba. Volví a intentar acercarme, pero retrocedió.

-He notado que estás más distante conmigo, más de lo normal -me salió una mueca sin darme cuenta.

-No voy a entrar en tu juego -apretó la mandíbula.

-¿Mí juego? -no sabía a que se refería- Sólo quiero volvamos a ser amigos por lo menos conocidos si es mucho pedir.

Me tensé al escuchar su risa sarcástica y como miraba al techo. No supe que hacer al ver que no paraba de reírse, me estaba asustando.

-¿Puedes parar? -me costó decirlo- Lo estaba diciendo enserio.

El nudo en mi garganta apareció, siempre lo hacía con él.

-¡Basta! -le agarré de los brazos.

Su risa desapareció completamente cuando notó mi toque, su mirada me lo dijo todo. Le solté antes de que me arrepintiera al escuchar sus palabras, sabía que su discurso de palabras hirientes no tardaría en llegar.

-Aléjate de mí -dijo al mirarme al fin a los ojos.

-Es la segunda vez que me lo pides -me costó tragar.

-No habrá más veces -se alejó- Deberían ser suficientes, ¿o es que no te queda claro?

-Más que claro -mi vista empezó a nublarse por las lágrimas y me di la vuelta para no mirarle más.

Cuando escuché la puerta cerrarse me permití quebrarme, las lágrimas salieron solas y no hice nada para pararlas. Escuché como sonaba mi móvil, lo ignoré, quería desahogarme sin que nadie me viera. No tardé en limpiarme las lágrimas que aún quedaban en mi rostro, respiré para calmarme para poder salir de la habitación de las chicas. Esquivé las miradas de algunos curiosos, se me notaba en la hinchazón de mis ojos y las rojeces que tenía por haber llorado. Quería ir a la biblioteca para leer un poco y despejarme, necesitaba tener la mente ocupada con algún libro. Me crucé con Mario que iba en su mundo sin mirar a nadie, ni se percató de mi presencia.

-¿A dónde vas? -le pregunté.

-¿Eh? -me miró confundido.

-¿Estás bien?

-¿Y tú?

No le respondí ya que sabía la respuesta, casi todos sabían mi pequeño secreto.

-Roxy me ha mandado un mensaje diciéndome que el padre de Hadeon estaba aquí -me dijo.

-No he visto mi móvil -lo saqué para ver que tenía un mensaje de Woodzy- Solo tengo uno de Woodzy preguntándome donde estamos.

Desbloquee la pantalla para responderle, no tardó en decirme que nos quedáramos ahí que no tardaba en venir.

-Me ha pedido que le esperemos -avisé a Mario.

-Vale -suspiró y se apoyó en la pared para deslizarse y quedar sentado en el suelo.

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