Capítulo 40.

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VIOLETTA

Cuando la alarma sonó a primera hora de la mañana me quise morir, nos habíamos acostado tarde ya que las tres habíamos estado expectantes a todo lo que nos contó Roxy de su maravillosa tarde. Sentía un poco de celos por su gran actividad sexual, la última vez que me acosté con alguien fue hace más de medio año. Hay gente que asegura que una vez que lo hace no puede parar, yo creo que no es tan cierto, porque me analizo y no siento ese deseo desenfrenado. Miento, sí que lo siento cuando Mario y yo nos besamanos y nos tocamos fuera del límite pero sin llegar a nada. Nunca lo hemos hablado, no ha salido el tema y es pero que nunca salga, me sentiría muy avergonzada contándole que quiero acostarme con él. Sé que no es malo y que él no se lo tomaría mal ni qué pensaría que solo lo quiero para acostarnos.

-¿En qué piensas? -Mica me sacó de mis pensamientos- Estas un poco sonrojada, ¿tienes fiebre? -puso su mano en mi frente- No tienes, pero deberías tomarte algo para que no pase a más.

-Solo tengo un poco de calor -me hice una coleta- No te preocupes.

Si Mica se llegara a enterar de lo que estaba pensando me moriría de la vergüenza oficialmente. Alejé todos esos pensamientos para ponerme el uniforme, mis Converse y peinarme para hacerme una coleta bien hecha.

El comedor estaba lleno, aunque si mirabas a las mesas se diferenciaban más a los libros y a los apuntes que a las bandejas con el desayuno. Únicamente me cogí un zumo para desayunar ya que no tenía mucha hambre y necesitaba repasar algunas palabras del vocabulario de inglés ya que era el primero de la mañana.

-Buenos días -Mario se sentó a mi lado y no pude evitar recordar lo que había pensado al arreglarme- ¿Qué tal lo llevas?

-Bien -dije sin mirarle, sentía como mis mejillas volvían a ponerse rojas.

-¿Ocurre algo? -dijo en bajito para que solo lo oyera yo.

-Estoy repasando el vocabulario -levanté mis apuntes sin mirarle.

-¿Quieres que te pregunte?

Negué con la cabeza, ¿por qué sentía que mis mejillas cada vez estaban más calientes? Sentí como me soplaba en el oído, me retorcí por el escalofrió y me giré para decirle que parara. Te has metido en la boca del lobo tú solita, pensé al darme cuenta que le estaba mirando y él a mí.

-Tus mejillas están muy rojas -su voz sonó preocupada- ¿Tienes fiebre?

-Me encuentro bien -respondí lo más rápido que pude para volver a mirar a mis apuntes.

Sentí como ponía su mano en mi frente.

-Estás un poco caliente -quitó su mano- Deberías ir en un momento a la enfermería y que te vea.

Mi mente solo se quedó con la palabra caliente y volver a recordarme lo que había estado pensando.

-No estoy caliente -me giré para responderle- Estoy perfecta.

-Si quieres ir a la enfermería puedo acompañarte -sonrió- Avísame, ¿vale?

-Mario -solté frustrada- Me encuentro perfectamente -le pasé mis apuntes- Pregúntame.

***

Intenté sentarme lo más cerca a las ventanas, tuve que sobornar a un chico para que me dejara su sitio que estaba justo debajo de la ventana. Antes de que llegara la profesora para repartir los exámenes me quité la chaqueta y me puse de cara a la ventana para que me diera el aire fresco, todo esto bajo la atenta mirada de Mario que estaba sentado en la otra punta de la clase donde no llegaba el frío.

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