Royal Academy

Capítulo 32.

HADEON

Colgué la llamada con mi padre, me sorprendió que me confesara que me iba a organizar una fiesta sorpresa, aunque tan sorpresa ya no era. No había ido a clase porque no me encontraba muy bien, la enfermera no tardó en venir a la habitación para decirme que tenía gripe y que mi única obligación era estar en la cama en reposo e hidratándome. Intenté empezar una serie en Netflix pero acabé aburriéndome los primeros minutos, necesitaba moverme, estar activo. Le mandé un mensaje a Mica diciéndole que fuera directamente a mi habitación en el recreo:

Cuando suene la campana del recreo ven a mi habitación.

Sí señor.

Buena chica.

Le volví a dar una oportunidad a la serie para matar el tiempo porque o sino no tardaría en arrancarme los pelos. Me había visto cuatro capítulos cuando Mica entró.

-¿Cómo está el enfermo? -dejó sus cuadernos en mi escritorio.

-Desesperado -di unos golpes en el colchón para que se tumbara conmigo.

-No sabes estar enfermo.

-Pues no -la abracé.

Estuvimos bastante tiempo sin decir nada, la serie seguía reproduciéndose en mi ordenador.

-Mi padre me ha llamado, no ha tardado mucho en contarme lo de la fiesta -suspiré- ¿Tú sabías algo?

-Me enteré por Roxy -me acarició el pelo- Se encontró con tu padre y le comentó lo que quería hacer.

-Se tiraron los trastos.

-¿Cómo lo sabes? -su voz de sorpresa me hizo reír.

-No hay que sumar dos más dos.

-¿Te molestaría si llegan a tener algo? -se giró más para estar frente a frente.

-Son mayorcitos, no creo que pase a más de un polvo.

-Me gustaría ver tu cara si algún día llegara a convertirse en tu madrastra.

Un escalofrío recorrió todo mi cuerpo, Mica no tardó en reírse al verme. La besé repetidas veces por toda la cara al ver que no paraba de reírse.

-Me vas a pegar la gripe -intentó separarse al estar más calmada- No quiero estar mala para tu cumpleaños.

-Yo te cuido si hace falta -levanté mis cejas repetidamente.

-Quiero estar bien para darte tu regalo -se salió de mi agarre para sentarse.

-No hacía falta que me compraras nada.

-No es nada material -dijo por lo bajo.

Miré sus mejillas que estaban más coloradas de lo normal, sus ojos ya no me miraban.

-¿Puedo saber qué es? -acaricié su brazo.

-No hasta que no llegue el día -frunció el ceño- Y no seas pesado porque no te lo voy a decir.

-Me duele, me quema...

-Tonto...

-Solo por ti.

-No va a funcionar Hadeon -se levantó de la cama- Espera con ansias.

-¿Ni aunque te hable como los chicos que lees en esos libros? -la piqué.

-¿Y tú qué sabes que libros leo? -me retó con la mirada.

-Nena, la gran mayoría de veces que has leído alguno de esos libros estábamos juntos tumbados en mi cama y tus expresiones lo decían todo por ti.

-Estás muy confundido.