Royal Academy

Capítulo 30.

LEA

Archivé los últimos horarios que había planificado para algunos estudiantes que me habían pedido consejo para los exámenes. Quedaban cinco minutos para que la campana sonase, metí todos mis bolis en mi estuche y revisé si me faltaba algo por hacer. Algunos que formaban parte del consejo estudiantil seguían en sus mesas planificando algunos horarios para las siguientes semanas o revisando todas las peticiones que habíamos recibido para adelantar algunos festivos.

-No tardéis mucho, nos vemos mañana -me despedí mientras me levantaba.

Cuando salí de la sede sonó la campana, no quería ser impuntual en la cena, tendría que esperar a dejar las cosas en la habitación. El comedor estaba lleno, la fila para coger la bandeja llegaba casi hasta la puerta, divisé a Mat un poco más adelante, quise ir con él pero me estaría colando y la presidenta del consejo estudiantil tiene que dar ejemplo todo el tiempo.

-¿Qué hay para cenar?

Me giré para encontrarme a Roxy, su pelo no estaba del todo peinado y sus labios que siempre estaban pintados correctamente estaban hinchados y rojos.

-Arréglate un poco... -señale su cara.

-¿A qué te refieres? -sacó un mini espejo para mirarse- ¡Dios mío!

Se peinó lo más rápido posible, le di un pañuelo para que se quitara el resto de pintalabios que no estaban en sus labios.

-¡Qué vergüenza! -se quejó- Espero que nadie lo haya notado.

-No creo, parece que todo el mundo se ha puesto de acuerdo para cenar a la misma hora -la conforté- Ya me imagino donde estabas.

-¿Quieres que te cuente detalles? -sonrió con picardía- Sabes que me encanta hablar de estos temas.

-No quiero saber ningún detalle de tu vida sexual -reí- Me conformo con saber a quien te tiras.

-Tú te lo pierdes... -arrastró las palabras.

No tardamos mucho en llegar donde estaban las bandejas, Mat ya estaba sentado en nuestra mesa de siempre. No solía quejarme de la comida, en general me gustaba todo pero al ver el primer plato me entró angustia, el segundo lo compensó.

-Hola Mattie -Roxy se sentó a su lado y yo en frente de ellos.

-Hola chicas -sonrió.

Ellos dos empezaron a hablar de sus tonterías, poco a poco vinieron los demás, la conversación se agrandó y todos empezaron a hablar entre unos y otros. Estaba terminado mi postre cuando se sentaron Violetta y Mario, Mica no dudó en preguntar por qué habían tardado tanto, su hermano se limitó a contestar que estaban en la biblioteca. Silva estaba en una esquina, siempre intentábamos sentarnos juntos pero hoy había pasado de sentarse en el asiento que le había reservado a mi lado. Dejaba pasar muchas cosas, en realidad creo que no lo puedo evitar, no me gusta entrometerme donde no me llaman. Pero es tu novio, él es el chico más reservado que existe en el planeta, sé que no le gusta que le pregunten ni que le atosiguen, cada vez que yo he querido saber algo él siempre ha iniciado la pregunta para responderme.

Los primeros meses fueron difícil, nuestras personalidades son opuestas. A mi me encanta hablar de todo mientras que él si no necesita decir algo es feliz. Su tratamiento tampoco ayudaba mucho, en realidad no sabía exactamente su diagnostico al completo pero no me hacía falta preguntarle al ver todos los medicamentos que tomaba. Investigué para que servían cada uno de ellos, al principio me asusté porque era un terreno difícil, nunca me había imaginado que tendría que ir día a día con él. Nuestra intimidad era un caso aparte, no soy de las personas que piensan que en una relación lo más importante es el sexo. Me enamoré de Silva por ser diferente a los demás, de pequeña siempre había pensado que todo el mundo le caía mal, incluida su hermana. Varias veces intenté sacarle información a Roxy, el color favorito de su hermano, su comida favorita o que superpoder le gustaría tener, lo típico que piensa una niña a esa edad para intentar gustar a un chico. Mi pequeño enamoramiento creció cuando crecimos, las demás siempre estaban "enamoradas" de un chico distinto cada semana en cambio yo solo podía pensar en él.