Capítulo 67

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VIOLETTA

-¡No he tirado años de mi vida para arruinarlo en esto!

-Cielo, vas a despertarla...

-¡Tus mierdas de actos y decisiones nos van a llevar a la ruina!

-Los dos estamos juntos...

-¿Ahora piensas en nosotros cuándo estabas acostándote-

-¿Papi?

Me levanté respirando agitadamente. Había tenido un mal sueño. El reloj de mi mesilla apenas marcaban las cuatro de la madrugada. Me levanté sin hacer mucho ruido para encerrarme en el baño. No pude evitar mirarme en el espejo mientras me recogía el pelo en un moño mal hecho para poder lavarme la cara. A mi madre le va a dar algo cuando vea lo que he hecho con mi pelo.

-Joder, que fría sale -siseé al abrir el grifo.

Las ojeras y las bolsas que tenía no eran normal. La falta de sueño me estaba pasando factura. Miré de reojo la ventana del baño para abrirla un poco y poder encenderme un cigarrillo. El frío no tardó en notarse en mi piel que estaba de punta. Solté el humo sin ganas, apenas se veía la luz del pueblo con toda la niebla que había. El silencio era agradable, apenas se escuchaba algún pájaro o algún coche pitar. Pero el sonido de unas ruedas pisar las piedras del camino principal sí lo eran, aunque a estas horas no tanto.

-¿Haru? -sonreí al reconocer al hermano de Woodzy saliendo de su coche.

Tiré el cigarrillo por la ventana sin acabármelo para salir del baño, cogí una sudadera que estaba tirada para salir y bajar al hall. Me daba igual que me castigaran, necesitaba verle. No me importó tirarme a sus brazos con unos pelos de loca, medio desnuda y descalza.

-Pensaba que de verdad no ibas a coger un vuelo hasta aquí solo por decirte que estaba triste... -solté cohibida al mirarle mientras me abrazaba.

-Haría lo que fuera por ver esos ojos brillar -me tocó la nariz tiernamente- Estás distinta.

-Necesitaba un cambio...

-Ya lo veo -me miró divertido- ¿Nos vamos?

-¿A dónde? -me separé de sus brazos para ver que no había nadie.

-Pasa el día conmigo.

-No son ni las cinco -sonreí.

-Perfecto, así tenemos más tiempo -guiñó- ¿Nos vamos?

-Voy casi desnuda.

-No me importa.

***

-Aún no me creo que estés aquí -sonreí sincera mientras me ponía la servilleta de tela encima de mis muslos.

-No habría faltado que me lo dijeses otra vez para venir hasta aquí -me sirvió un poco de té.

-¿Has hecho que abran esto solo para que podamos desayunar?

-No te preocupa ahora en eso -sonrió de lado- Estás muy guapa con mi ropa.

-¿Disfrutas de esto, verdad? -intenté no sonrojarme.

-Un poco.

Menos mal que me había dejado una sudadera más grande de la que llevaba, al menos me tapaba el culo. Y las Converse que me había comprado ya había sido suficiente.

-Estás muy guapa.

-Para -reí sin poder darle un sorbo a la taza.

-Estás muy guapa.

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