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—¿Por que todos quieren pelear con nosotros?-
Yamaguchi hizo la pregunta que Sakurada se hacía a diario. La mayoría de sus contrincantes se enojaban con ellos por razones desconocidas, los desafiaban, e incluso muchas otras veces los habían tomaban como inferiores. Y ella comenzaba a creer que tenían un aura que molestaba a quienes se le posara delante. O tal vez, el resto los catalogaba como rivales. Porque no existía ni una sola explicación contra las miradas que recibían.
—Nos tienen envidia—la muchacha se giro a verlo divertida —No pueden con tanta belleza que desprendemos-
Su amigo soltó una risa ante sus palabras antes de sobresaltarse por ese drástico cambio de aura en su compañera. Paso de ser una dulzura ante él a mirar con odio a un par de chicos a unos pasos de ellos quienes parecían hablar en susurros sobre el Karasuno. Y el peliverde se dio cuenta que el infierno iba a desatarse en cuanto Hikari abriera la boca.
Tadashi no podía negar que le molestaba de igual manera que hablaran de ellos. Porque a cada paso que daban habia un queja o susurro sobre su equipo y las jugadas que hacian. Pero no era algo que le afectara tanto como al resto, puesto que si llegaron a los intercolegiales, algo debían estar haciendo bien.
—No te preocupes— un chico dijo en la entrada del edificio —Hace tiempo eran buenos pero ya no—señalo disimuladamente a ellos —Creo que eran algo así como los gigantes caídos... o las aves sin alas-
—¿Que éramos los que?-
Hikari dijo irritada, olvidando todos sus modales mientras se posicionaba detrás de ese par. El resto del equipo repitió sus pasos, creando una oscura aura a sus alrededores imposible de no ver. Eso fue suficiente para que supiera que el Karasuno la respaldaría si intentaban hacer algo en su contra.
—¿Sin alas?—Tanaka los intimido —¿Eso dijiste?-
Sakurada quiso ayudarlo, siendo frenada por Sugawara, quien le dio un leve empujón para por fin encaminarse al interior del establecimiento. Sus brazos se cruzaron mientras se quejaba en forma infantil, olvidando su enojo cuando sus ojos dieron con el llamativo edificio. Le recordó un poco a cuando estaba en el Kitagawa Daiichi, donde todas las miradas se posaban en ella a medida que caminaba.
Y tal y como en esa ocasión, algunos eran buenos mientras otros malos. Los que acepto con un poco de orgullo fue cuando mencionaron su titulo, convenciéndola de que nadie olvido lo que era capaz de hacer. Incluso después de mucho tiempo muchos de sus competidores todavía la catalogaban como la Reina de la Cancha.
Otra cosa que quedo con ella fue que sus uniformes a juego en color negro llamaron la atención de muchos. Se lo tomo como un cumplido puesto que su campera le gustaba bastante ya que la podía combinar con absolutamente todo. Y finalmente presto atención a lo malo, donde unos a un par de metros de su posición murmuraron que no parecían de preparatoria y que Asahi era un matón que golpeaba chicos.
