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—¡El entrenador paga!-
La voz de Hikari se escucho por casi todo el local de comida, sacando un montón de gritos victoriosos ante lo que escucharon. La mayoría de sus compañeros eran consientes que el hombre no habia aceptado nada de eso. Incluso las personas al costado, quienes los miraban con una ligera sonrisa, sabían que se aprovecho del momento.
—¿¡Que!?-
Lo confirmaron cuando Ukai grito de esa manera, girando su rostro a la chica que lo saludaba desde un costado. Ese pobre hombre claramente no estaba listo para tener que abordar la cuenta. Especialmente porque su equipo de volleyball eran 12 jugadores mas que hambrientos que claramente pedirían los platos mas caros. No solo por necesidad sino también por verlo sufrir.
A veces odiaba a los adolescentes.
—¡Genial!— Nishinoya se animo tambien —¡Entonces quiero el platillo numero 5 también!-
—¿¡Como es que alguien tan pequeño puede comer tanto!?—Ukai lo miro.
—Es un don coach-
Sakurada soltó una risa ante la respuesta de su amigo, chocando los cinco con el para acercarse a su lugar. Todos estaban del lado derecho del local y esparcidos a lo largo de diversas mesas como normalmente sucedía. Por eso busco primero al dúo raro, sabiendo que ellos le habían guardado un asiento.
Pensó mal.
—Gracias chicos—ella rodo los ojos —Siempre tan considerados-
Hinata le dio una sonrisa inocente, moviendo los ojos por el lugar para buscar una silla libre. Pero la chica decidió que era su momento de hacer para apaciguar esos sentimientos dando vuelta en su interior. Es por eso que movió su mano para decir que estaba bien, antes de pararse a un lado de Kageyama.
Y cuando todos pensaron que el muchacho se pondría rojo como un tomate por lo que hizo, fueron ellos quienes se ahogaron con el agua. Muchos de ellos no podían entender como era que el armador estaba tan tranquilo ante la manera en que ella se sentó sobre su regazo como si nada.
Es mas, quienes estaban cerca suyo juraron que Tobio se acomodo en la silla para darle mejor espacio. Incluso dejo que se acomodara sobre una de sus piernas con libertad, antes de pasar su brazo derecho por su cintura, impidiendo que cayera a un costado.
—Ja...—Ukai los vio tambien —Yuta me debe mucho dinero.
El par de adolescentes no se dio por aludido, continuando en su mundo como si eso fuera normal. Porque el problema era que para ellos si lo era. Era normal que estuvieran de esa forma luego de esa tarde en el salón. Era normal que él pasara sus manos por zonas de su abdomen donde la tela no cubría. Y era normal tener un peso extra sobre él despues de cada partido.
