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—¡Ganemos esto!-
Sakurada y Yamaguchi estaban muy seguros que mañana estarían afónicos con el show que estaban dando. Pero el par de amigos se encontraba a un costado de la cancha, tomados de la mano con fuerza, y dejando sus pulmones mientras gritan por sus compañeros. Ambos parecían estar desesperados por realmente ganar en esa ocasión, aun cuando su marcador iba en desventaja.
El tercer tiempo estaba agotando a los jugadores del Karasuno porque los puntos estaban a favor del Aoba Johsai. Sabían que seria un partido muy difícil pero ellos no pensaron que seria así de molesto. Claro que, sus compañeros no iban a dejar su emoción y rendirse, ni siquiera por un segundo. Ellos terminarían ganando ese partido así sea lo último que hagan.
—Estoy teniendo un deja vu-
La chica murmuro mientras se sentaba en la banca, asustando al pobre Takeda ante su desespero. Eso logro que le diera una pequeña sonrisa de disculpa a su profesor, antes de girarse a su manager. Hikari ya no sabía si podía soportar la presión. Y por eso Shimizu tomo una bebida de frutilla de su bolso, la abrió, y la entregó a la furiosa chica dejando una mini palmadita en su espalda.
—¡Tu puedes Yamaguchi!-
Sakurada grito cuando vio a su amigo entrar de nuevo, sorprendiendo a Ukai en el proceso. El pobre hombre se quedo sin su oído derecho, así como tambien termino por ser mojado por el jugo de frutilla cuando ella lo apretó. Pero nada de eso logro que no se pusiera contento tambien, gritando con su alumna sin poder evitarlo.
Claro que, sus festejos se cortaron cuando Iwaizumi recibió todos y cada uno de los pases como un profesional. Hikari odiaba admitirlo en ese punto del partido. Pero Hajime era un excelente jugador. Cuando grito por el desde las gradas no lo hizo solo porque quería molestar a Oikawa.
Fue porque realmente le sorprendió su habilidad.
—Oh mierda-
Ukai y Sakurada susurraron al mismo tiempo, recibiendo una mirada en forma de reproche del docente a cargo. Pero a ninguno les importo al ver como el capitán del Aoba saco con una fuerza impresionante, anotando otro punto. Un sentimiento que se calmo cuando vieron que ni eso pareció frenar a ninguno del Karasuno. Era claro que todos tenían una fuerza mental impresionante.
Y Hikari no podía pedir un mejor equipo.
—Cambia con el capitán— el hombre le entrego el numero —Sera bueno que entres y refresques la escena.
Eso fue todo lo que necesito escuchar. Porque si bien le gustaba ver el partido en el exterior, mas le gustaba estar dentro. Y como algunos de los jugadores enemigos al parecer todavía no sabían bien como se movía, les daba una ventaja. Porque Tooru o Akira la conocían por jugar con ella antes.
