¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
—¡Ya voy! ¡Ya voy!-
Cualquiera que viera o escuchara a Hikari en esos momentos, podría saber que se encontraba muy irritada ante la manera que la apuraban. Se suponía que jugarían esa mañana entre los primeros equipos, por lo que no era una sorpresa que deban estar temprano.
El problema era que aun cuando le gustaba estar dentro de ese edificio donde iban a entrenar, tenia problemas con otra cosa. Como que estaba guardando su energía para los partidos, llevándola a retrasarse un poco al caminar así de lento.
Y Tanaka no se la dejaba fácil al gritar su nombre para que se apurara. Porque no solo debió apurar sus posas para llegar a él. Sino que además, choco con alguien entre tanta gente. Parecia que no tenia tanta suerte esa mañana, porque de entre todas las personas que podía encontrar, tenia que ser él.
—Fíjate por donde vas—alguien se quejo —Ah eres tu, pequeño germen-
—De todas las personas que podía encontrarm...-
Sakurada murmuro sin siquiera poder terminar su frase, que Sakusa Kyoomi ya se encontraba usando su alcohol en aerosol. El problema fue que no solo lo hizo para limpiarse a si mismo debido al choque. Tambien la roseo a ella, llevándola a mover sus manos delante de su rostro intentando alejarlo sin mucho éxito. Lo único bueno de todo eso fue que al menos terminó con un olor a limón bastante rico.
—No puede...—ella murmuro antes de gritar —¡Yah Sakusa!-
—¡Usa honoríficos pequeños germen!-
La alterada respuesta del muchacho logro que un grupo de tres chicos escucharan el pequeño alboroto y giraran su vista a ellos. Ninguno pudo evitar soltar una ligera risa ante la oscura aura que la chica tenía alrededor. Temieron por un segundo que si nadie intervenía, uno de los mejores jugadores de vóley terminara desmayado. Y podía ser de un golpe o porque ella lo toco contagiándole sus supuestos gérmenes.
—¡Hikari!-
Sakusa rodó los ojos antes de desaparecer viendo como la chica se calmaba al escuchar esa voz. A un lado, dos de los tres muchachos se quedaron de piedra cuando notaron que su compañero se acercaba y abrazaba a la linda muchacha como si la conociera de toda la vida.
La verdad es que no parecía la típica fan de su institución escolar, quien les gritaba irritantemente cada vez que se encontraba con los hermanos. Ni tampoco esas que los seguían como acosadoras. No lucia como nadie de todas ellas para ser sinceros.
Hikari tenía que ser la muchacha de la cual Miya Atsumu no paraba de hablar. La hermana de un jugador de los Blackals, la que tenía un saque extremadamente peligroso y ciertamente la chica que el rubio admitió ser mejor jugadora que él. Esa era la primera vez que Miya Osamu y Suna Rintarou escuchaban a su amigo decir palabras de tal magnitud.
