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Kageyama y Sakurada.
La verdad es que habia millones de maneras para describir a ese par. Apodos como el rey y la reina de la cancha, que los hacian resaltar entre un montón de jugadores en los partidos. Ari y Tobio, como normalmente eran conocidos en los interiores de sus casas gracias a sus familias. O incluso tambien alguna vez fueron catalogados a raíz de sus expresiones como la pareja extremadamente aterradora. No solo por la manera que sus ojos intimidaban a todos, sino tambien por sus figuras. Sus alturas eran notorias, sus juegos tremendos, y sus rostros llamativos.
Era común que resaltaran.
O al menos eso fue lo que el muchacho entendió luego de todo lo pasaron ese año. Pero a diferencia de lo que muchos pensaban, ellos eran tranquilos y algo cerrados con el resto. Eran adolescentes que tenían un par de problemas a la hora de dejar a la vista sus sentimientos; puesto que ella los dejaba por demas, y él por de menos. Eran personas comunes con las que debías pasar tiempo para saber que su aura se veia aterradora, pero en realidad no lo era tanto.
Y mientras esperaba fuera de los probadores en ese local de ropa, se dio cuenta de lo mucho la gente solía pensar erróneamente de ellos. Su novia le pidió si él podía acompañarla a hacer compras de ultimo momento para su viaje. Y como Tobio era alguien que no podía decirle no, termino sentado en unos asientos de terciopelo a la mitad de una tienda. E incluso sin estar haciendo nada, la gente a veces se gira a su dirección, preguntándose que hacia ahi.
A eso se refería con llamar la atención.
—Este me gusta— una voz lo llamo —¿Tu que opinas?-
Tobio carraspeo cuando Hikari salió del probador para mostrarle esa nueva remera que iba a comprar. Si la chica usaba esos tops mas seguido, él se los compraría con todo gusto. Porque no habia manera que dejara pasar verla vestida así en sus día a día.
—Te queda bien, muñeca-
Esta vez fue ella quien aguanto la respiración ligeramente ante lo que escucho. Su novio claramente siguió los consejos de Tanaka sobre llamarla de esa manera. Y al parecer debia agradecerle por primera vez en su vida, porque hacia maravillas con su mente.
—Creo que voy a usarlos debajo del uniforme—ella se giro para mostrar la espalda —¿Crees que me moleste?-
—No lo compres muy largo-
Sakurada se inhibió cuando su novio la miro con una expresión de calma. Tobio se veia como si estuviera intentando guardar la imagen en su mente. No solo porque le gustaba como le quedaba esa prenda. Mas bien era porque ella se veía muy feliz con lo que hacia.
Estaba comprando ropa para un deporte que amaba -el volleyball-, para un viaje que siempre quiso hacer -ir a las nacionales-, además de divertirse caminando y moviendo su cuerpo para modelarle las prendas. Era ella misma y para él eso valía mucho mas que cualquier otra cosa.
