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Inarizaki tenía 10 puntos de ventaja.
Y la verdad es que Hikari pensaba que estaban siendo destrozados de la manera mas terrible posible. O peor aun, que ese equipo contrario estaba a punto de ganar el otro tiempo. Mirar todo desde la banca la hacia tener mas ventaja que por sobre el resto al momento de analizar al enemigo. Lo que la llevaba a, inevitablemente, temer por que sucedería con ellos al final.
Ella le tenia toda la fe a su equipo, pero no podía evitar admitir que era uno de esos partidos donde ambos extremos estaban dando hasta lo que no tenían. Y al final, la victoria podía ser para cualquiera de los dos. Tal vez por eso aceptaron que Inarizaki se acostumbrara a sus jugadas, decidiendo ir por algo mas malvado. Lo único que les quedaba era agotar hasta el cansancio a Aran Ojiro para evitar que siguiera rematando de esa manera tan alocada y por sobre sus bloqueadores. Tenerlo como un objetivo podría desmoralizarlo.
Y esa idea solo podía venir de alguien como ella.
O mas bien de alguien como ella y el entrenador.
—Se están moviendo justo como él quiere—Hikari susurro al peligris junto a ella —¡Y yo lo hice tambien todos estos días!-
—¿Que?—Sugawara la miro confundido —¿A que te refieres? ¿Es sobre el numero 10?-
—Estaba en posición de un remate cruzado—la chica asintio sin quitar sus ojos de ese muchacho —Tsukishima y Tobio reaccionaron pero...-
—Pero los engaño aun así...—el mayor asintio procesando la información —Y la mando a Daichi sabiendo que no la atraparía.
—Atrajo a los bloqueadores y cambio su postura en el aire— la rematadora dejo salir una ligera risa de asombro —Y ni siquiera disminuyo la velocidad... ¡Es genial!-
—¡Hikari!—Yamaguchi la reprendió por la ultima frase —¿Por que te sorprendes? Tu haces lo mismo con las fintas...-
—No se si es lo mismo—ella pensó en lo que escucho —El mueve su cuerpo, en cambio yo cambio de velocidad...-
—Son personas aterradoras-
Tadashi murmuro por lo bajo, tambien refiriéndose a ella en el medio. La verdad es que para él su mejor amiga era una persona que -a pesar de no parecerlo- tenia una calma interior impresionante. Pero según su parecer, en la cancha era una bestia de aquellas que era imposible frenar.
Claro que no dijo nada, ambos mirando el partido una vez mas. Sakurada termino por sonreír cuando su novio empujo en balón de manera inesperada, demostrando de los movimientos que podía hacer. Y la verdad es que cada vez se sorprendía mas de como Tobio podía moverse dentro de la cancha como si no fuera la gran cosa. Incluso llego a pensar que hacia ver a ese deporte como algo fácil.
