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Hikari estaba emocionada.
Su cuerpo sentía como si todo estuviera a su favor últimamente. Su relacion iba de maravilla, tenia amigos que la apoyaban en todo, y además, consiguió ganar por lo que tanto trabajo. No sabia si duraría o no, o si debería continuar luchando para ir aun mas lejos. Pero por el momento, eso no le importaba. Le daba igual si una vez mas debia batirse a duelo con quien se le pusiera delante, porque de todas formas, se encargaría de que el resultado sea igual o parecido.
Tal vez por eso caminaba con tanta emoción por la entrada del Karasuno, dejando una aura color rosa en cada paso que daba. Su energía parecia estar de acuerdo al entorno, donde las flores del mismo color creaban un paso en sus pies. Cuando su mente pensaba que todo estaba a su favor por fin, claramente no mentía. O tal vez solo era que no se preocupaba por las malas vibras del resto, y eso la llevaba a ver el mundo de otra manera.
—¡Por aquí!
Sus pensamientos de felicidad fueron interrumpidos por un pequeño grito no muy lejos de ella, logrando que sonriera levemente. A pasos de ella estaba Hinata en un estado muy parecido al suyo, llevándola a apresurar un poco sus pasos y encontrar a su amigo a mitad de camino. Ambos terminaron por dar un ligera salto, mientras sus manos se chocaban en forma de celebración, y sus labios dejaban salir risas de emocion.
—Shoyo!-
—¡Hikari!-
Estaban tan emocionados por los nuevos torneos que tendrían que ni siquiera les importaba hacer algo como eso en público. Por lo que al final ambos soltaron otra carcajada sin molestarse por las raras miradas que recibían. Un gesto que debió de ser cortado cuando una voz femenina grito desde el primer piso hacia ellos.
—¡Hikari!— la chica se encontro Kiyoko en una de las ventanas abiertas —¡Olvide decirlo antes pero tomare las medidas para los panfletos! ¿¡Puedes traer al resto contigo!?-
—¡Seguro senpai!— todos las miraron como si de dos locas se trataran —Ya oíste mandarina, busquemos a los demás-
—¡Oi!—una voz sonó a su lado —Veamos quien llega más alto-
Sakurada se giro al darse cuenta que era su novio, dándole una sonrisa en forma de saludo. Eso le permitió a Tobio no solo devolver el gesto sino que tambien ver mas detalladamente su figura. Parecia estar brillando de una manera mucho mas potente que en otras ocasiones.
Su sonrisa era amplia, sus ojos brillaban mientras lo miraba, y su cuerpo estaba en modo relajación. Y si eso no fue poco para que no pudiera sacar la vista de ella, que estuviera usando una de sus camperas azules sobre su figura lo hizo. La manera en que las mangas le quedaban largas, como la tela caía hasta la mitad de su pollera y como no tenia intención de devolverla.
Esa era la motivación que necesitaba.
—Cuando quieras Kageyama kun— el peli naranja parecía confiado al responder —Hasta podemos apostar-
