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Hikari ya no los aguantaba.
Se habia pasado todo el primer tiempo del partido contra el Seijoh sentada a un lado del entrenador, observando sus pasos con cautela. Por supuesto que, en el medio tambien dejo sordo al pobre Ukai con sus gritos de victoria, así como sus manos apretaron su brazo con tanta fuerza, que seguro dejo una marca. Pero el manojo de nervios era el culpable de eso, y de que intentara calmar al grupo de chicos delante de ella.
—¡Cálmate Hinata Boke!-
—¡Tú también Tobio!
Sakurada lo freno de asesinar a su amigo con esa frase, notando qué tan ciertas eran sus palabras en el segundo tiempo, donde tuvo que gritarles que por fin se tranquilizaran. El nuevo jugador del Seijoh que ella tanto intento intimidar antes, estaba frente a ellos en la cancha y mas motivado que nunca. Y su problema mas importante de todo, es que nadie en el Karasuno sabia como jugaba. Y que haya empujado a Kindaichi para hacer un punto los asusto un poco.
—Te ves un poco alterado Oikawa senpai— ella lo miro.
—¡Déjame!-
Sakurada soltó una risa ante su pobre respuesta, posicionándose contra su lugar nuevamente. Tenía que encontrar una forma de molestar a sus oponentes como ultimo recurso, porque el nuevo jugador lograba que se preocupara mas de lo que quería admitir. Si estaba en lugar de Kunimi tenía que ser muy bueno a la hora de pensar en sus jugadas.
O al menos eso pensó.
—Así que tu eres Mad Dog— la chica miro al nuevo —Supongo que puedo entender porque te llaman así-
El nombrado se giro a verla con una expresion que demostró nada mas que enojo, intimidando a quienes estaban cerca. Pero Hikari simplemente soltó una risa ante eso, sabiendo que no la habia intimidado en lo mas mínimo. No cuando ella podía dar miradas aun peores que esa en cuanto entraba en modo Reina de la Cancha.
—¡Saku chan!—alguien la llamo —¡Deja de intimidar a mis jugadores!-
—Pareces más intimidados que ellos, Oikawa senpai-
La chica respondió como si nada, pero la verdad es que ellos no eran los únicos en ese estado. Ella tambien se encontraba alterada por todo lo que estaban pasando, tanto como para desconcentrarse de vez en cuando gracias a sus pensamientos. Y eso nunca era bueno para sus jugadas al final.
Hikari odiaba que ese nuevo jugador hiciera pases en diagonal como si fuera mejor que ellos, sobrepasando todas sus defensas. Y a Tooru le molestaba que sus dos aprendices -no aprendices- fueran mejor que él en un par de aspectos. Ambos eran molestados por pensamientos internos que los sacaban del partido de a ratos.
Y tanta era la molestia de Sakurada, que Kageyama tuvo que golpearla en la parte superior de su cabeza para que se concentrara finalmente. Eso logro que ella haga un pequeño puchero en su dirección, lista para recriminarle. Termino por verse en medio de una interrupción cuando él la miro fijamente, apoyando sus palmas con delicadeza sobre sus brazos recubiertos.
