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—¡Vamos!-
Hikari parecia estar muy emocionada esa mañana. Tal vez era porque su madre les aviso que participaría de la cena esa noche. O tal vez, porque parte de su grupo por fin acepto su sugerencia de ir a visitar un tembló. Tenia la idea que ella al grupo del primer año irían en busca de pedir algo así como un deseo de año nuevo. Pero solo ella junto a Hinata y Yamaguchi terminaron por salir. Porque cuando intento que el par de amargados de su novio y su amigo rubio los siguieran, los dos se negaron en segundos, logrando que ella tirara su teléfono irritada.
—Todo se ve mas bonito desde aquí—la chica murmuro con tranquilidad —Deberíamos hacer eso todos los años-
Justo cuando los tres terminaron de subir un sin fin de escaleras, recién ahi pudo no solo hablar, sino tambien recibir una respuesta. Estaba tan alto en la montaña que incluso se premio por elegir ropa abrigada, puesto que a medida que se iban hacia la cima, más frío hacía. Pero las botas que tenía eran un poco resbaladizas y más de una vez tuvo que sujetarse de Tadashi para no caer unos cuantos escalones abajo.
—¡Como una tradición!-
Hinata asintió con la misma emoción que Yamaguchi pronunció esas palabras. Eso podía llegar a ser una buena tradición para cada año, aun si no estaban todavía en la secundaria. Y la simple idea pareció contentar a los tres mientras se ponían para la fila del templo. Simplemente conversaron sobre que petición harian a los dioses ese primer día del año, además claro, de una vida con mayor prosperidad.
Para ser sincera, Hikari tenía todo lo que podía pedir. Su hermano, su novio, gente que siempre la apoyaba, y una familia que encontro mientras jugaba al vóley. Pero suponía que nunca estaba de más rendir un poco de gratitud por todo eso. Por esa razón cerró sus ojos unos minutos y pensó en cómo quería a su familia sana, a sus amigos unidos, y lograr lo que se proponía.
No necesitaba más.
—¿Vamos a sacar una predicción?-
Tadashi propuso, viendo como sus amigos asentían con rapidez y se dirigían a uno de los puestos a su lado. Cada uno quito una caja dorada, abriéndola en busca del papel de la suerte. Tenían cuatro opciones; Muy mala suerte, mala suerte, buena suerte, y muy buena suerte.
Y a pesar de que daba un poco de miedo quedarse con la primera, tenían ganas de saber que deparaba su futuro. Porque no solo les decía cómo sería su año sino que también les daba una frase alentadora y números de la suerte.
—Si-
Hikari se alegró cuando divisó un "Muy buena suerte" en su hoja, encontrando las cifras 4, 8 y 98 abajo de todo, y la frase "Solo espera y todo lo bueno llegará". La chica se giró a Tadashi donde leyó un "buena suerte" en él y ambos chocaron los cinco al saber que les esperaba un gran año. El par de amigos eran personas a quienes les gustaba leer el horóscopo, entrar a lecturas de tarot -muy para el disgusto de Tsukishima y sus malas experiencias- y crear teorías de sus vidas.
