{CHAPTER FOUR} The Adventures Of Three Lorics And An Earthling

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||LAS AVENTURAS DE TRES LÓRICOS Y UN TERRÍCOLA||

||LAS AVENTURAS DE TRES LÓRICOS Y UN TERRÍCOLA||

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Nos colamos en un tren mercancías en Tennessee, y, tras acomodarnos en el vagón, Seis nos cuenta que a Katarina y a ella las capturaron mientras se encontraban en el norte del estado de Nueva York, justo un mes después de haber escapado de los mogadorianos en el oeste de Texas. Tras aquel primer intento frustrado, habían planificado bien la siguiente jugada: eran más de treinta los que irrumpieron en la habitación donde ellas se encontraban. Seis y Katarina pudieron llevarse a algunos por delante, pero enseguida fueron reducidas, atadas, amordazadas y drogadas. Cuando Seis despertó, no tenía ni idea de cuánto tiempo había pasado. Se encontraba sola en una celda excavada en la roca, en el interior de una montaña. No supo que estaba en Virginia Occidental hasta algún tiempo después. Por lo que averiguó posteriormente, los mogadorianos habían estado rastreándolas todo el tiempo, observándolas con la esperanza de que los condujeran hasta los demás, porque, como dice Seis, "¿Por qué matar a una sola cuando los demás pueden andar cerca?". Al oír esto me revuelvo, inquieta. Tal vez estén siguiéndola todavía y estén esperando el momento idóneo para matarnos.

- Pusieron un localizador en nuestro coche mientras estábamos comiendo en la cafetería de Texas, y a ninguna de las dos se nos ocurrió tomar precauciones -dice, y entonces se sume en un largo silencio

...

SEIS

Aparte de una puerta de hierro que contaba con una ventanilla corrediza en el centro para hacer pasar la comida, la minúscula celda estaba compuesta de roca en su totalidad, con paredes de dos metros y medio de largo a cada lado. No entraba ni un resquicio de luz en ella, y carecía de cama y de aseo. Los dos primeros días transcurrieron en una oscuridad y un silencio totales, sin comida ni agua (aunque no llegue a sentir hambre ni sed, cosa que se debía, como averigüe más tarde, al efecto del propio encantamiento), y empecé a creer que se habían olvidado de mí. Pero no tuvo esa suerte, porque al tercer día vinieron a buscarme. Cuando abrieron la puerta, estaba acurrucada en la esquina más lejana. Me echaron un cubo de agua fría encima, me levantaron del suelo, me vendaron los ojos y me sacaron a la fuerza. Después de arrastrarla por un túnel, le dejaron seguir por su propio pie, aunque rodeada por unos diez mogos. No veía nada, pero oía mucho: gritos y lamentos de otros prisioneros que estaban allí por quién sabe qué razones, rugidos de bestias encerradas en otras celdas y golpes metálicos. Después, me arrojaron a otra estancia, me encadenaron las muñecas a una pared y la amordazaron. Me arrancaron la venda y, cuando mis ojos se adaptaron, vi a Katarina en la pared opuesta, también encadenada y amordazada, y en un estado mucho peor a como yo me sentía. Y entonces entró él, un mogadoriano que no parecía muy diferente de cualquier persona que puedas encontrarte por la calle. Era bajo, con los brazos peludos y un bigote espeso. Casi todos llevaban bigote, como si hubieran aprendido a mimetizarse mirando películas de principios de los ochenta. Llevaba una camisa blanca con el botón del cuello desabrochado y, por algún motivo, la vista se me perdía en el espeso mechón de pelo negro que le asomaba. Miré aquellos ojos negros y su sonrisa me indicó que estaba deseando hacer lo que estaba a punto de hacer, y entonces rompí a llorar. Me dejé caer por la pared hasta que quedé colgando de los grilletes que me aprisionaban las muñecas, viendo entre lágrimas cómo él iba preparando hojas de afeitar, cuchillos, pinzas y un taladro en una mesa que tenían en el centro de aquella sala. Cuando el mogadoriano hubo terminado de sacar más de veinte instrumentos, se dirigió hacia mí y se quedó a pocos centímetros de su cara, tan cerca que ella podía oler su agrio aliento.

SOY EL NÚMERO DIEZ °Legados de Lorien x Teen Wolf°Donde viven las historias. Descúbrelo ahora