{CHAPTER TWENTY THREE} Twins In Action

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||GEMELOS EN ACCIÓN||

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CUATRO

Llevo casi treinta horas sin dormir, y solo ahora siento el agotamiento. Pero con él llega otra cosa, y en la fracción de segundo que media entre el instinto y la acción, la realidad de que voy a irme para siempre, sin poder despedirme siquiera, me resulta de repente demasiado insoportable. Mis ojos se entornan, mi cara se crispa por la agonía y sin pensarlo, sin saber verdaderamente lo que estoy haciendo, salto sobre la mesa del señor Harris y atravieso la ventana de cristal pulido, que se rompe en un millón de pedazos detrás de mí. Se alza un grito escandalizado. Mis pies se posan en la hierba de fuera. Giro a la derecha y atravieso el patio como una flecha, viendo pasar a mi derecha las aulas desdibujadas.

Dejo atrás el aparcamiento y me meto en el bosque que queda más allá del campo de béisbol. El cristal me ha dejado cortes en la frente y el codo izquierdo. Me arden los pulmones. A la porra el dolor. Sigo adelante, con la hoja todavía en la mano derecha. Me la meto en el bolsillo. ¿Para qué mandarían un fax los mogadorianos? ¿Por qué no se presentan sin más? Esa es su mayor ventaja, llegar de repente, sin previo aviso. Para tomarnos por sorpresa. Giro bruscamente a la izquierda en medio del bosque y corro en zigzag, entrando y saliendo de las zonas más frondosas, hasta que terminan los árboles y empiezan los campos. Unas vacas rumian y me observan con mirada vacía mientras paso a su lado como una bala. Llego a casa antes que Henri. No veo a Bernie Kosar por ningún lado. Atravieso la puerta como una exhalación y freno en seco. Se me corta la respiración en la garganta. Sentado a la mesa de la cocina, delante del portátil de Henri, hay una figura que tomo inmediatamente por uno de ellos. Han sido más rápidos que yo, y han conseguido encontrarme a solas, sin Henri. La figura se gira hacia mí, y aprieto los puños, listo para luchar.

Es Mark James.

- ¿Qué haces tú aquí? -le pregunto

- Estoy intentando entender de qué va todo esto -me dice, con una palpable mirada de espanto en los ojos- ¿Quién demonios eres tú?

- ¿Dé qué estás hablando?

- Mira -dice, señalando la pantalla del ordenador

Me acerco a él, pero en lugar de mirar la pantalla, mis ojos se centran en la hoja blanca que hay al lado del portátil. Es una copia exacta de la que tengo en el bolsillo, salvo por la calidad del papel, que es más grueso que el del fax. Y entonces me fijo en otra cosa más. Al pie de la hoja de la mesa, en una letra muy pequeña, hay un número de teléfono. ¿Ahora quieren que les llamemos? "Sí, soy yo, el Número Cuatro. Estoy aquí, esperándolos. Llevamos doce años huyendo, pero vengan a matarnos ahora, faltaría más; no nos resistiremos".

SOY EL NÚMERO DIEZ °Legados de Lorien x Teen Wolf°Donde viven las historias. Descúbrelo ahora