{CHAPTER TWENTY SIX} The Search For Number Eight

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||EN BUSCA DEL NÚMERO OCHO||

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DIEZ

El aire está enrarecido cuando salimos del aeropuerto de Nueva Delhi. Andamos por la acera, mientras los coches nos pasan rozando entre bocinazos, avanzando trabajosamente por las calles congestionadas. Crayton lleva el Cofre de Marina bajo el brazo. Los cuatro estamos alerta, pendientes de cualquier indicio de problemas, de la menor señal de que nos están siguiendo. Llegamos a un cruce y la gente nos empuja por todas partes: mujeres que avanzan con grandes cestas en la cabeza, hombres que nos gritan que nos apartemos, cargados con cubos de agua en los hombros. Los olores, el ruido, la proximidad física de este mundo caótico podrían confundirnos. Seguimos atentos. Al otro lado de la calle hay un bullicioso mercado que parece extenderse a lo largo de kilómetros. Un montón de niños que intentan vendernos baratijas se apiñan a nuestro alrededor, mientras rechazamos educadamente sus tallas de madera y sus joyas de marfil. Me sorprende este caos organizado y me siento feliz en esta vida tan cotidiana, feliz de poder vivir este momento ajeno a nuestra guerra.

- ¿Adónde vamos? -pregunta Marina, levantando la voz para hacerse oír por encima del bullicio.

Crayton observa a la multitud que cruza la calle.

- Ahora que nos hemos alejado del aeropuerto y sus cámaras, supongo que podremos encontrar un... -Un taxi se detiene junto a nosotros dejando tras de sí una nube de polvo. El conductor abre la puerta del pasajero y Crayton acaba la frase- Taxi

- Por favor. ¿Adónde los llevo? -pregunta el taxista

Es joven y parece nervioso, como si este fuera su primer día de trabajo. Ya sea porque percibe el estado de ánimo del taxista o porque está desesperada por alejarse del gentío, Marina entra de un salto en el vehículo y se acomoda de inmediato al fondo del asiento trasero. Crayton le da una dirección al taxista y se sienta delante. Ella y yo nos apretujamos detrás, con Marina. El taxista asiente con un gesto y pisa el acelerador a fondo: todos nos precipitamos irremediablemente hacia atrás y nos quedamos con la espalda pegada al respaldo de plástico roto. Nueva Delhi se convierte en un torbellino de colores vivos y sonidos fugaces.

Dejamos atrás a automóviles y Rickshaws, cabras y vacas. Doblamos las esquinas tan rápido que me sorprende que no nos quedemos suspendidos sobre dos ruedas. Son tantos los peatones que estamos a punto de atropellar que he perdido la cuenta... Creo que será mejor no fijarme. El taxi nos zarandea de un lado al otro, y lo único que nos impide acabar en el suelo infecto del coche es que nos agarrarnos las unas a las otras y a cualquier cosa que tengamos a mano. De pronto, el taxi se sube al bordillo y avanza a toda velocidad por una acera estrecha para evitar un embotellamiento. Es una locura, y confieso que me encanta. Tantos años de huir, esconderme y luchar me han convertido en toda una adicta a la adrenalina. Marina planta la mano en el reposacabezas delantero y se niega a mirar por la ventanilla, mientras Ella intenta no perderse cada detalle.

SOY EL NÚMERO DIEZ °Legados de Lorien x Teen Wolf°Donde viven las historias. Descúbrelo ahora