{CHAPTER TWENTY} The Letter Of Your Memory

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||LA CARTA DE TU MEMORIA||

||LA CARTA DE TU MEMORIA||

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El viento nos lleva al norte, a un motel de Alabama donde pernoctamos dos semanas, ocultando una vez más a Sam con una de mis identidades. Desde allí nos encaminamos al oeste y una vez pasamos una noche bajo las estrellas en un campo de Oklahoma, a la que siguen un mes más en un Holiday Inn de las afueras de Omaha, en el estado de Nebraska. Y desde allí, sin ninguna razón aparente, o al menos ninguna que ella nos quiera contar, Seis conduce más de mil quinientos kilómetros al este para alquilar una cabaña de madera enclavada en las montañas del oeste de Maryland, a cinco minutos escasos de distancia en coche hasta la frontera con Virginia Occidental, y a apenas tres horas de la caverna mogadoriana. Estamos exactamente a 317 kilómetros de Paradise, Ohio, donde empezó nuestra odisea. Medio depósito de gasolina me separa de Sarah.

Antes incluso de abrir los ojos, ya presiento que va a ser un día duro, uno de esos en los que la inexorabilidad de la muerte de Henri me pesará como una montaña y que, haga lo que haga, el dolor no se irá. Últimamente he tenido varios días así. Días llenos de remordimientos. Llenos de culpabilidad. Llenos de la triste certeza de que nunca volveré a hablar con él. Ese pensamiento me deja sin fuerzas. Ojalá pudiera cambiar lo que ocurrió. Pero como dijo una vez Henri: "Algunas cosas no pueden remediarse". Y además está Sarah, y el terrible sentimiento de culpa que se ha infiltrado en mí desde que nos fuimos de Florida, por haberme permitido a mí mismo intimar con Seis hasta el extremo de estar a punto de besarla. Tomo una profunda bocanada de aire y abro los ojos al fin. La pálida luz de la madrugada penetra en la habitación.

La carta de Henri, pienso. Tengo que leerla ya. Es demasiado peligroso retrasar más el momento. Sobre todo, después de haber estado a punto de perderla en Florida. Meto la mano debajo de la almohada y saco la daga de hoja diamantina y la carta. Últimamente he mantenido ambas cosas siempre cerca de mí. Me quedo un momento mirando el sobre, intentando imaginar en qué circunstancias se escribió la carta. Y después dejo escapar un suspiro, sabiendo que en realidad da lo mismo y que lo único que estoy haciendo es retrasar el momento. Hago un corte limpio con la daga en la solapa del sobre y saco las hojas. La letra perfecta de Henri llena los cinco folios amarillos con un grueso trazo de tinta negra. Hago una profunda inspiración antes de dejar que mis ojos se posen sobre la primera hoja.

19 de enero
John:

He escrito esta carta varias veces a lo largo de los años preguntándome si sería la última, pero si estás leyendo esto ahora, probablemente la respuesta es que sí. Lo siento, John. Lo siento de verdad. El deber de los cêpan que vinimos aquí era el de protegeros a los nueve a cualquier precio, incluso con la vida. Pero ahora, mientras escribo estas líneas en la mesa de la cocina, pocas horas después de que me salvaras en Athens, sé que nunca ha sido el sentido del deber lo que nos ha mantenido juntos a nosotros dos, sino el amor, que siempre será un vínculo mayor que el de cualquier obligación. Lo cierto es que mi muerte ha sido siempre algo que iba a ocurrir. Las únicas incógnitas eran el cuándo y el cómo, y de no haber sido por ti, habría muerto hoy. Sean cuales sean las circunstancias de mi muerte, no te sientas culpable, por favor.

SOY EL NÚMERO DIEZ °Legados de Lorien x Teen Wolf°Donde viven las historias. Descúbrelo ahora