{CHAPTER FOUR} Phoenix Stones

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||PIEDRAS FÉNIX||

||PIEDRAS FÉNIX||

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- ¡Alysa! ¡No los mires ¿sí?! -me grita el chicho misterioso- ¡No debes verlos más o te llevaran también!

- ¡No lo hare! ¡No lo hare!

- ¡¿Qué haces?! -le digo a al chico alarmada, al ver que ya no intenta encender la camioneta- ¡Debemos irnos!

- Ya no hay tiempo... -me dice- Alysa, van a borrarme

No veo nada, todo es una oscuridad profunda, pero sé que él está ahí. Son como visiones... Visiones inexplicables, o fragmentos de recuerdos que quieren salir a flote.

- No olvides... -susurra- No olvides que te amo...

- ¡Stiles!

Me levanto de un salto de la cama en cuanto Ella empieza a gritar. Esta noche me tocaba dormir con ella y todo ha transcurrido con tranquilidad. Nos quedamos despiertas hasta tarde hablando de los recién llegados, de lo que Malcolm Goode nos contó acerca de Pittacus Lore y de la posibilidad de que existan buenos mogadorianos. Al final, Ella se quedó dormida, y yo pensé que tal vez las pesadillas que habían estado acosándola desde Nuevo México habían desaparecido para siempre: después de leer la carta de Crayton hace ya casi más de un mes, no había vuelto a tener ninguna. Al fin y al cabo, tal vez fueran producto del estrés, y ahora que se había librado de la angustia que le producía esa carta sin abrir, quizá las cosas habían vuelto a la normalidad. Debería haberme dado cuenta de que no era así.

- Ella. ¡Ella, despierta! -le grito, sin decidirme a zarandearla

Estoy empezando a asustarme... Tarda demasiado en despertarse. Ella hunde los dedos en las mantas y aprieta los puños, mientras golpea el colchón con los talones, soltando gritos cada vez más roncos. Se mueve tanto que casi se cae de la cama. Alargo los brazos para sujetarla. En cuanto le toco el hombro, una imagen asalta mi mente. No estoy segura de dónde procede. Es algo parecido a cuando me habla telepáticamente, excepto que hasta el momento nunca había recibido información visual junto a su voz mental.

Lo que veo es algo horrible.

Es Chicago, la misma zona costera. Hay cuerpos desparramados por todas partes. Cuerpos humanos. El cielo está repleto de columnas de humo procedentes de fuegos cercanos y algo viscoso y negro parecido al aceite recubre la superficie del lago. Oigo gritos y huele a quemado. Se producen explosiones en la distancia. Aparto la mano de Ella con un grito ahogado y la visión desaparece al instante. Estoy sin aliento, tiritando y tengo el estómago revuelto. Ella ha dejado de gritar. Ahora está despierta, mirándome con los ojos asustados y muy abiertos. Me vuelvo hacia el reloj y me doy cuenta de que ha transcurrido menos de un minuto desde que había empezado a gritar.

SOY EL NÚMERO DIEZ °Legados de Lorien x Teen Wolf°Donde viven las historias. Descúbrelo ahora