Capitulo 8.

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Vladimir.

No me gustaba nada estos eventos, pero era mi obligación y tenía que poner todo siempre en orden. No podía desaparecer porque la mayor parte del tiempo había problemas. Mis pensamientos son interrumpidos inmediatamente cuando las luces se apagan, todos gritan y hacen escándalo. Yo en cambio me agaché pensando lo extraño que era esto.

«Probablemente habían infiltrados»

Tomó mi arma y me levantó rápidamente, disparando a todo aquel que venía hacia mí dirección. Observo a mi izquierda a mi amigo y hombre de confianza Sasha, él se me acerca aturdido y nervioso. Lo conocía muy bien.

—Señor, su primo y sobrino desaparecieron —me informa asustado.

Maldición, estoy preocupado.

—¡Quiero qué los encuentren! —gritó empujando a Sasha lejos de mí.

No tenía nada en su contra pero eran mi familia, mi responsabilidad y si desaparecen era un gran dolor de cabeza. Caminó rápidamente por el lugar y mi atención se dirige a un hombre que nunca había visto, y yo jamás olvidaba un rostro. Había algo demasiado raro aquí y estaba preparado para saber qué.

Lo observo detenidamente y apuntando con mi arma, suelto el gatillo, pero no pasa nada. El hijo de puta, tenía chaleco antibalas y antes de seguir pensando me regresa el disparo. El cual impactó en mi estómago, haciendo entrecerrar los ojos y estremecerme.

Joder.

El solo huye de mí apenas tomó compostura, el muy infeliz corre lejos, tengo en planes asesinarlo pero antes de seguirlo mi atención se desvía lejos de él; una mujer con un arma, sin tacones y el vestido hecho pedazos para poder correr. Su cabello rojo como el fuego, hipnotizado sigo el cuerpo de la ninfa y me deslumbró con su belleza hasta que ella tropieza conmigo y nuestros ojos se conectan.

Era la diosa de la feminidad, era ella pero ahora tenía los ojos azules y lo único que hace es mirarme sorprendida.

Todo pasa tan rápido como el beso, cuando puse mi arma en su cráneo, el golpe, mi escape. Ella me dejó ir y puso su trabajo en riesgo por mí. Sin duda es lealtad todo lo que siempre espero de una persona; Ella será mía, mi reina, mi mujer mi todo.

Sonrío.

Caperucita el lobo, te casará.

Cuando estoy en mi auto y Sasha entra a él, me mira preocupado y con miedo en su mirada y se que no tiene buenas noticias. Lo miro tomar asiento rápidamente en el asiento de cuero y golpea fuertemente frente de él.

Si no fuera mi mejor amigo y hermano de crianza probablemente lo mandaría a la mierda pero es como mi familia.

Lo tolerare, por ahora.

—Señor su primo y sobrino fueron capturados por el FBI específicamente por el grupo FMM —indicó pasando sus manos por su cabello.

—¿Quién fue el encargado? —Pregunto.

—La Coronel Bia Wilson.

Ella, su nombre el nombre de diosa.

Pero el apellido de ese hijo de puta.

—Quiero que investigues cada detalle de ella —le ordenó aflojando mi corbata.

—Como ordene, Jefe.

El recorrido a casa fue largó, llegué y el doctor llegó casi inmediatamente.

—Quitame la bala —especto.

—Le pondré anestesia, Capo —Intervino.

—Rápido, así sin nada —le ordeno y me mira petrificado—. Quiero sentir el dolor.

La coronel y el capo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora