Bia.
Advertencia: Capítulo intenso que incluye situaciones de abuso psicológico, maltrato y violación.
Después de varios minutos de caminata, finalmente regresé a la mansión de Amin Abadi, que seguía abarrotada de militares y en un estado de caos absoluto. En medio de la confusión, logré reconocer a varias personas conocidas: Valentina, Cooper, Julieth, Eros, Mia y Pambelé. En el momento en que se dieron cuenta de que estaba allí, se apresuraron a acercarse a mí, mostrando una mezcla de alivio y preocupación en sus rostros.
La inquietud era palpable en el ambiente; sus expresiones reflejaban un nerviosismo que podría estar relacionado con algún peligro inminente. A pesar de su cercanía, mi mente estaba nublada y desorganizada, llena de interrogantes que deseaba plantear, pero con escasas respuestas a la vista. La situación era abrumadora, y la necesidad de claridad se hacía cada vez más urgente mientras intentaba procesar lo que estaba sucediendo a mi alrededor.
—¡Coronel! —grita Valentina mientras corre hacia mi.
Había cometido muchos errores en mi vida y este no sería uno de ellos.
—Regresaré y aceptaré el castigo que me sea asignado —informó en medio del colapso.
Pambelé se aproxima a mí y me agarra las manos, colocándome las esposas con firmeza. Su mirada refleja una profunda tristeza y preocupación, como si estuviera atrapado en un dilema moral. A pesar de que no deseaba llevar a cabo esta acción, se veía obligado a cumplir con las órdenes de su superior. Esta situación representa una grave falta de respeto, y es evidente que han llegado a un extremo que busca humillarme de manera deliberada.
—Coronel Bia Wilson Jones está custodiada por el FBI y FMM desde el día de hoy —informa Pambele—. El Ministro y la asamblea decidirán qué hacer con usted.
—Hermana, hablaré con el Ministro —interviene Eros, tomando mis manos—. Se que si hablo con él y Cleo me ayuda, él entrara en razón, no te preocupes.
Me acercó a él y lo veo detenidamente. —No quiero que te entrometas, recibiré cualquier castigo.
—No dejes que Vladimir te convierta en villana —dice entre dientes, Mia.
—Tal vez, ya lo soy.
—Lamento, Bia. Esto fue una trampa de tu padre —lloró Julieth—. No teníamos alternativa.
—Todos somos marionetas para él —le murmuré—. Aprecio que hayas cuidado de mi hermano.
—¿Y tú?
—Hiciste lo correcto.
Tras un extenso viaje hacia Estados Unidos, fui conducida de inmediato a la sede central. En ese momento, el silencio era abrumador; nadie se atrevía a hablar, formular preguntas o expresar alguna opinión. Todos parecían sumidos en sus pensamientos, reflexionando sobre los acontecimientos recientes y lo que estaba por venir.
Media hora más tarde, llegamos a la sede central, donde mi padre, el destacado Ministro, me esperaba junto a las figuras más influyentes de la asamblea. Era evidente que mi título sería revocado, y todos esos años de sufrimiento, esfuerzo y humillaciones parecían haber sido en vano. Aunque sentía una profunda rabia, la verdad es que ya nada de esto me importaba.
—Bienvenida, Coronel Bia Wilson Jones —su frialdad es dolorosa. Era mi padre quien me recibía.
—Evita los rodeos —respondi con un tono agresivo.
La asamblea está integrada por el Ministro Randall Wilson, así como por los Generales Cooper Topas y Pambelé Forks. También se encuentra presente la destacada juez Teresa Kidman. En este grupo se tomará la decisión sobre mi futuro, y me pregunto si priorizan sus sentimientos sobre sus responsabilidades profesionales, aunque tengo serias dudas al respecto.
ESTÁS LEYENDO
La coronel y el capo.
RandomMi nombre es Bia Wilson y yo no perdonó, ciertas situaciones involucradas con mi trabajo en el FBI me llevan a conocerlo, al Capo de la mafia rusa italiana, al hombre que roba mi corazón. Vladimir Volkova, lo cual me lleva a tomar la decisión de dej...