Capitulo 48.

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Bia.

Después de un largo viaje, llegamos a Moscú la capital de Rusia. Y llegamos a la propia mansión del Boss, señor, jefe, Capo y rey de las mafias. Vladimir Volkova, y todo era hermoso, un toque único y todos los presentes estaban tan fascinados y tan sorprendidos como yo.

Aquí irradiaba poder, dominio y dinero.

Cuando entramos por un enorme portón, observó a muchos hombres con armas. Sin embargo, cuándo nos miran hacen una inclinación hacia nosotros.

—Bienvenida a tu nueva vida, a tu palacio mi reina —mencionó Vlad con orgullo—. Aquí tienes a tus sirvientes y guardias, por fin estas donde tienes que estar.

—Bienvenida, reina —dicen al unísono.

—Muchas gracias —sonrió—. Sin embargó, vengo con compañía.

—¡Traten a nuestras invitadas como es debido! —grita Vladimir.

—Bienvenidas, señoritas.

A continuación, observó aúna mujer de mediana edad caminar con prisa hacia mi. Sin embargó, venía acompañada con un hombre joven, el cual se acerca con demasiado entusiasmo.

—Oye, pero tu mujer es mucho más bella de lo que yo pensaba —mencionó la mujer—. ¡Madre mía que ardiente!

—Hola dama, ¿tu eres la famosa Bia? — preguntó el chico.

—¿Famosa? —cuestiono.

—Vladimir, no dejaba de hablar de ti —dijo sonriendo—, soy Topo y ella es nuestra nana; Dalila.

—Es un placer, ¿por cierto, ese es tú nombre? —pregunto.

—No, pero es mi apodo bienvenidas —contestó amablemente—. ¡Diablos Juli, te luce ser madre!

—Hola querido, hermanito —contestó Julieth abrazándolo.

Adentramos a la mansión y todo es muy hermoso, luego estamos en la sala comiendo ya que veníamos muy cansados y con Hambre luego veo una llamada de panbele.

Yo: Hola Pambelé.

Pambelé: Hola Bia, tenemos un serio problema.

Yo: ¿De que hablas no me asustes?

Pambelé: El Ministro, te pidió viva o muerta.

Yo: Me despidió y imagino que difamo mi nombre.

Pambelé: Tienes razón, él dijo que preferiste la mafia y no al FMM, mandaron a la Élite militar por ti. En realidad, por ustedes, te mantendré informada de todo.

Yo: Muchas gracias, Pambelé.

Guardo el móvil, en mi bolsillo trasero y levanto la cabeza, observando a todos a mi alrededor. Ellos me miran con interés y preocupación, están esperando que salga de mi boca la información que quieren.

—Me ha difamado, me quiere viva o muerta —les informo y todos me ven preocupados

Vladimir da un golpe en la mesa y hace que todos sobresaltemos.

—Cálmate, papi —susurró luz.

—Lo siento cariño, Papi estaba matando una mosca —le responde Vladimir.

—Bueno —le responde sonriente.

Nos vemos todos y seguimos comiendo, luego Vladimir llama a unos contactos.

—Aun no han tocada territorio Ruso —dice dándome un beso en la frente—, tranquilo no permitiré que les hagan daño.

—Lo se, tampoco dejaré que nos lastimen —le conteste—. No quiero que me separen de mis bebés.

La coronel y el capo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora