Capitulo 13.

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Al llegar a la central, mi primera acción fue dirigirme a los calabozos. La frustración me invadía al pensar en cómo Lorenzo Dasgatti y, aún más, Dimitri Volkova, no habían pronunciado ni una sola palabra. Esta situación resultaba extremadamente irritante, ya que contábamos con un equipo especializado en intimidación y manipulación, pero ni siquiera eso había logrado obtener resultados. La falta de cooperación de estos individuos era inaceptable y me dejaba con la sensación de que estábamos perdiendo el control.

Como era habitual, me vi obligada a asumir la responsabilidad de la situación, ya que mi paciencia es limitada. Observé con atención cómo los guardias sacaban a los detenidos de sus celdas, donde parecían estar en un estado de abandono, y los conducían hacia la sala de interrogación. Noté que, a pesar de su situación, llevaban trajes de alta gama, lo cual era un recordatorio de su estatus como extranjeros en un sistema legal que, por desgracia, se mostraba algo corrupto. Al entrar en la sala, los analicé detenidamente antes de tomar asiento frente a ellos, preparándome para lo que estaba por venir.

Para mi sorpresa, un hombre alto y musculoso, con un corte de cabello militar que acentuaba su presencia imponente y su evidente mal humor, hizo su entrada en la sala. Se trataba de Cooper Topas, quien se sentó a mi lado. Ambos estábamos vestidos con trajes negros, complementados con botas robustas y las placas del FMM, lo que subrayaba nuestra autoridad en este entorno. La tensión en el aire era palpable, y sabía que la dinámica de la conversación iba a ser crucial para obtener la información que tanto necesitábamos.

—Hola, muñecas —saludo con una amplia sonrisa.

Dimitri Volkova me observa con furia, como si quisiera estrangularme, pero sus manos y pies están esposados, lo que haría que eso fuera complicado.

—¡Evita las introducciones! —grita Dimitri, y le doy una bofetada tan fuerte que siento el ardor en mi mano.

—Cagna, la mia famiglia ti ucciderà —me advirtió a Lorenzo, mientras intentaba acercarse a mí.

—Purtroppo prima morirai, il tuo piccolo stupido —le respondo, acariciando su mejilla.

Él se aparta de mí de manera brusca, visiblemente irritado.

—Podemos dialogar de manera civilizada o no —interviene Cooper, mientras suena su cuello.

—¡Tu chico tiene carácter! —exclama Dimitri, sonriendo y chasqueando la lengua.

—Te haré algunas preguntas —anunció—. Sí proporcionan información sobre la mafia, como nombres y ubicaciones, su condena será más leve.

—Primero muerto —responde Dimitri.

—Para mí, eliminarte no sería un inconveniente, uno menos en la lista.

Había transcurrido una hora frustrante que resultó ser completamente improductiva. Durante ese tiempo, tanto Cooper como yo intentamos persuadir a los presentes, pero ellos se mostraron indiferentes a nuestros esfuerzos, ignorándonos o riéndose de nuestras palabras. Mi expectativa era que la situación se desarrollara de manera más sencilla, pero la realidad fue que se convirtió en una pérdida de tiempo que no esperaba.

Al salir del lugar, decidimos tomar caminos diferentes. Caminé con determinación en busca de mi hermano mayor, ya que necesitaba su apoyo para interrogar a Leonel Picassi. La situación requería de alguien con experiencia y habilidades que pudieran ayudarme a obtener la información que necesitaba, y sabía que mi hermano era la persona adecuada para ello.

Diez minutos después, finalmente lo encontré y juntos nos dirigimos al lugar donde mantenían a Leonel. Al entrar en la habitación, nos encontramos con una escena que resultó ser bastante desconcertante. Leonel estaba sentado, riendo de manera cínica, vestido con un traje blanco impecable. Su cabello estaba cuidadosamente peinado hacia atrás, y el fuerte aroma de una colonia de lujo llenaba el aire, mientras que sus ojos se mantenían fijos en los míos, desafiantes y provocadores.

La coronel y el capo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora