—Mi Coronel, tuvimos un gran éxito en esta misión —comenta Valentina, llena de entusiasmo.
—Eso lo dice quien fue herida de un disparo — responde Julieth, con tono de broma.
Una risa involuntaria escapa de mí, sorprendiendo a quienes me rodean, pero pronto el ambiente se llena de risas.
—Creo que me llevará tiempo entenderla —comentó Valentina.
—A menudo, tienen una percepción muy rígida de mí; en realidad, estoy en un proceso constante de cambio. Piensan que me conocen, pero no me encasillen ni me definan, porque nadie puede llegar a conocer completamente a otra persona.
—Entiendan qué Bia es una persona de pocos amigos —comenta David.
—Así es, por misericordia de Dios te soportó a tí y a Cooper —bromeó sacándole la lengua.
No obstante, la risa se apaga de inmediato cuando el helicóptero empieza a realizar movimientos erráticos. Frunzo el ceño y dirijo mi mirada hacia el piloto, esperando encontrar una respuesta, pero él simplemente baja la cabeza en señal de preocupación.
—Mis disculpas, ella me lo solicitó —susurra.
—¿De quién demonios hablas, imbécil! —exclamé.
Él y su compañero desenfundan sus armas y nos amenazan. —Elimínalos.
—¿Quién les pagó, idiotas? —grité.
—Sara Scott, es de una familia influyente y piensa que usted la ignora —dice uno de ellos.
—¡Pero qué locura! —rugió.
Me levanto antes de que puedan seguir hablando. Disparo con precisión, acabando con el piloto, pero el copiloto me hiere en el brazo, lo que me hace quejarme, y luego le disparo en la cabeza. Esto provoca que el helicóptero empiece a tambalearse.
—¡¿Hermana, estás bien?! —pregunta Eros, preocupado.
—Solo es un disparo —susurro—, voy a controlar el helicóptero.
Con dificultad, me dirijo al asiento del piloto, apartando el cadáver y sentándome, intentando estabilizar la aeronave, pero estamos demasiado cerca del suelo para elevarlo.
—Intentaré que el impacto no sea tan fuerte —anunció nerviosa.
—¿Qué? —gritan al unísono.
Hago lo posible por suavizar el impacto al tocar el suelo, pero un violento sacudón nos golpea a todos mientras intento evitar chocar contra dos árboles, aunque lamentablemente no lo logró. Nos estrellamos y pierdo el conocimiento.
***
Ni calor ni frío, solo un estado de templanza. Así me sentía, envuelta en una calma extraña, mientras mi estómago protestaba con gruñidos. Al estirar brazos y piernas, noté la falta de fuerza y el entumecimiento en mis extremidades. Moví el cuello, sintiendo un dolor punzante, y recordé el disparo que había resonado. Intentaron ayudarme a levantarme, así que humedecí mis labios resecos y abrí los ojos, aunque me costó varios minutos. Estaba en el suelo, rodeada de rostros marcados por rasguños y moretones, con ropa sucia y desgastada, pero todos estaban a salvo.
—¡Valentína, deja de llorar! —gritó Julieth, mientras Valentina sollozaba sobre nuestra soledad en el bosque.
—¡Novata, cállate si no quieres que te destroce la cara! —intervino la Sargento Maola, acercándose con autoridad.
Aliviada, Valentina exclamó: —Mi Coronel ya despertó.
—¿Cómo están todos? —pregunté, preocupada.
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La coronel y el capo.
RandomMi nombre es Bia Wilson y yo no perdonó, ciertas situaciones involucradas con mi trabajo en el FBI me llevan a conocerlo, al Capo de la mafia rusa italiana, al hombre que roba mi corazón. Vladimir Volkova, lo cual me lleva a tomar la decisión de dej...