Capitulo 25.

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Martín Landino.

La mafia española es cruel y despiadada. No perdona y sus víctimas pagan caro.

La pérdida de Mario permanece grabada en mi memoria, un dolor intenso y desgarrador que no se apaga con el tiempo. La ausencia de mi hermano se siente tan reciente como si hubiera ocurrido ayer, y el eco de los disparos resuena en mis oídos, como un recordatorio constante de aquella tragedia. La imagen de esa mujer, disparando sin compasión, se ha convertido en una pesadilla recurrente que me persigue día y noche, intensificando mi deseo de venganza.

La seguridad de mis seres queridos está amenazada por ella y su grupo, ya que su habilidad en el campo de batalla es innegable. Bia Wilson Jones, una figura temida y respetada, es conocida por su destreza y eficacia en operaciones de alto riesgo. Como coronel de una de las ramas judiciales más poderosas del mundo, su reputación la precede, pero su decisión de eliminar a Mario Landino ha cruzado una línea que no puedo permitir que quede impune.

Bia Wilson, a pesar de ser una de las mejores agentes del FMM, tomó la decisión de acabar con la vida de mi hermano de una manera brutal y despiadada. Dispararle en la cabeza frente a mí y a otros testigos fue un acto que no solo desató mi ira, sino que también selló su destino. Como líder de la mafia española, tengo la responsabilidad de hacer justicia, y esta traición no será olvidada ni perdonada. La venganza se convertirá en mi única misión, y no descansaré hasta que se haga justicia por Mario.

Ella era una manipuladora, una reina.

Lo único que quería era venganza con la debilidad de la coronel: Su familia.

Ojo por ojo. Hermano por hermana.

Ella me quitó lo más preciado que tenía, mi hermano, mi hijo era todo para mi. Él se sacrificó por mí, dio su vida por mí y eso lo pagará muy caro.

La vista de Francia es cautivadora, ofrece una forma de escapar y encontrar un poco de tranquilidad en medio del tumulto que he experimentado.

—Amo —dice mi sirvienta—. Antonella ha llegado.

—Que pase.

Antonella es mi amante, la italiana más encantadora y un poco loca que conozco, además de ser ex de uno de mis grandes rivales y lleva años a mi servicio.

—Amore —se acerca y se sienta a horcajadas sobre mí—. Te he extrañado, bambino.

—¿Trajiste lo que te pedí? —pregunto con inquietud.

—Bia Wilson Jones de Volkova —comienza—. Tiene veintidós años, nació en Colombia y se crió en Estados Unidos. Su trayectoria en el FMM es impresionante, considerada la mejor coronel de la historia. Es la hija mediana del ministro Randall Wilson y la doctora Abigail Jones de Wilson.

He esperado tanto por esto; ella tiene cuentas pendientes conmigo, ya que mató a mi hermano menor y eso no lo perdonaré.

—Quiero que me la traigan —le ordeno, lleno de furia.

—Aquí estará, viva o muerta —sonríe—. Pero la tendrás, amore.

—La quiero viva, ya que le esperan muchas cosas —sugiero, cruzando los brazos.

—Como órdenes, cariño —responde con una sonrisa—, la tendrás mañana mismo si lo deseas.

—¿Por qué tiene el apellido Volkova? —pregunté, observándola con atención.

Ella frunció el ceño, claramente molesta, y luego me miró. —Es la reina de la mafia.

No podía creerlo.

—La maldita Coronel se casó con el infame Capo, el rey de las mafias —bromeó—. Esto no me lo esperaba. La mujer tiene talento.

—No le durará mucho, porque ya se acabó —respondió con una sonrisa.

—¿Y por qué aún lleva el apellido de Vladimir? —pregunté sonriendo, mientras ella apretaba la mandíbula.

Esta chica es clave, buscará venganza por mi hermano y la usaré como peón contra mi enemigo.

***

Vladimir.

Me encontraba en un estado de tranquilidad mientras seguía las noticias, cuando de repente un periodista comenzó a hablar sobre la Coronel Bia Wilson Jones. Este reportaje reveló que ella había estado involucrada en la muerte del hermano menor del mafioso español Martín Landino durante una operación junto a su equipo. En esta misión, el grupo había forzado a una informante a proporcionar detalles sobre los acontecimientos que rodearon el incidente, lo que generó un gran revuelo en los medios.

La figura de Bia me sorprendió, ya que recientemente había llevado a cabo una hazaña heroica al rescatar a un grupo de civiles en Francia, quienes habían sido capturados por un grupo de terroristas afganos que habían invadido el país. Su valentía y determinación en situaciones de alto riesgo la habían convertido en un referente en el ámbito militar, y su nombre resonaba con admiración entre sus colegas y la sociedad en general.

Sin embargo, mi admiración se tornó en preocupación al verla en la pantalla. Su apariencia era alarmante: lucía extremadamente delgada y pálida, con un maquillaje que apenas lograba ocultar las profundas ojeras que marcaban su rostro. Era evidente que no había estado alimentándose adecuadamente en días, y un pequeño parche en su mejilla añadía un aire de vulnerabilidad a su imagen.

¿Qué demonios había sucedido?

—Sasha, organiza a nuestro equipo —dije mientras cruzaba los brazos—, estaremos cerca del FMM y tengo la sensación de que se avecina una catástrofe.

—Como usted ordene, mi señor —respondió haciendo una reverencia.

—Ya te ha dicho que no hagas eso, Sasha, eres mi mejor amigo.

—Está bien, Señor.

—Debemos prepararnos, no quiero que el FMM atrape a Martín Landino —informé—, lo quiero para mí y lo haré pagar caro.

—¿Hermano, aún persigues la venganza? —la voz de Anna me hizo levantarme de golpe.

La miré y corrí hacia ella, abrazándola y sonriendo.

—Siempre, Ann —respondí mientras le daba un beso en la mejilla—. ¿Qué haces aquí?— Pregunté y luego noté su pancita prominente.

La observé y sonrió.

—Estoy embarazada, vas a ser tío —anunció emocionada.

Sonrió y la abrazó.

—Gracias, gracias —dije mientras besaba su vientre.

—Hermanito, espero que lo ames mucho.

—Como a mi Sol —respondí, y noté su tristeza.

—Así como nuestro Sol —susurró—. Quiero que me prometas algo, Vladimir.

—Lo que desees.

—Cuando termine esta guerra, viviremos todos juntos en familia —me miró a los ojos—, con el loco de Igor que experimenta con su cuerpo, pero si se convierte en una amenaza, no permitiré que se acerque a mí ni al bebé. Y quiero que recuperes a Bia cuando todo esto haya terminado.

—Te prometo que seremos la familia más envidiada —comenté, provocando su risa—. Si tu árabe puede mantenerse alejado, mejor, así no tendré que compartir a mi sobrino. Lo de Igor se resolverá más adelante, y en cuanto a Bia, mi corazón le pertenece.

La coronel y el capo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora