De la decisión que tomen hoy, dependía mi futuro.
Estoy en las instalaciones del FMM, ésta situación era tan difícil para mí. Estaba feliz, porque sin importar que se decida. Solo quiero que se haga justicia y que todos los implicados tengan los lugares que les pertenecen, ya no importaba yo en lo absoluto.
Hay amigos, hay familia y luego hay amigos que se convierten en familia.
La sala principal está formada por policías, soldados y periodistas. Las entidades pertenecientes al FMM que agachan su cabeza. Cuando entro a la sala, no podían creer mi presencia.
Y sonrío para mis adentro, llevo un traje negro que me hace mirar poderosa. Sin miedo y con mucha seguridad de mi misma, mientras me adentro a las instalaciones.
—El señor Randall Wilson fue un torturador, psicopata y líder de la mafia y las Fuerzas Militares Mundiales —informa la fiscal—, ¿me pregunto a cuántos de ustedes compro para que nadie dudará de el?
—No tengo nada que ver en las cosas que hizo el difunto —respondo fuerte y segura de mi misma.
Camino y me acerco a la silla que esta designada para mi. Todos los periodistas me llegan encima con sus cámaras, radios y teléfonos. Sin embargo, la policía los apartan rápidamente de mí.
—¡Dejen a la señora Volkova es paz! —grita un policía apartando a las personas de mi alrededor.
La fiscal espera unos minutos hasta que la sala queda en completo silencio y me observa directamente a los ojos.
—Hoy se decidirá que haremos con Bia Volkova, Pambelé Forsk y Mia Maola Forsk —informa.
—Estoy aquí porque quiero que se haga justicia, fui despedida y mis compañeros exiliados por un capricho de él —mencionó furiosa—. No tengo culpa de que allá sido un títere toda la interpol para el.
—¿Cuanto tiempo la tuvieron encerrada? —pregunta un periodista.
—Aproximadamente siete meses y dos semanas donde sufrí violencia psicológica y física, tuve la perdida de tres de mis dedos —comento seria—. El hombre que se hacía llamar mi padre, entregó a mi hermana a la mafia española a Martín Landino quien se encargo de acabar con su vida.
—¿Señora Volkova, tuvo el responsabilidad con la muerte de Cooper Topas? —preguntó insistente una periodista.
—¿Sufrió violaciones?
—¿Usted es la responsable de la muerte de Martin Landino?
—¡Orden en la sala! —grita la fiscal.
La sala queda completamente en silencio y la mujer que tomará la decisión sobre mi futuro me observa con determinación.
—Usted tiene tres hijos y un esposo mafioso —mencionó mirandome fijamente—. ¿Cree que así usted puede aceptar el cargo?
—Independientemente el trabajo de el —respondo mirandola a los ojos—, mis hijos y yo no estamos involucrados en ello —miento.
Una hora después.
La sala había tomado una hora de descanso, mientras la asamblea tomara la decisión. Fue la hora más larga para todos nosotros, Mia estaba tan desesperada como su esposo. Ambos amaban sus trabajos, amaban ayudar a las personas, amaban la adrenalina y servir a su país.
Todos miramos atentos a la asamblea quienes se acomodan en sus puestos y nos miran con demasiada impotencia.
—La asamblea tomó una decisión —informó David, mirándome detenidamente—. Hubo una votación, y se tomó una decisión justa para todos los implicados.
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La coronel y el capo.
RandomMi nombre es Bia Wilson y yo no perdonó, ciertas situaciones involucradas con mi trabajo en el FBI me llevan a conocerlo, al Capo de la mafia rusa italiana, al hombre que roba mi corazón. Vladimir Volkova, lo cual me lleva a tomar la decisión de dej...