Capitulo 37.

3.8K 209 3
                                    

Bia.

Después de enterarme de que estaba embarazada fue muy sorprendente para mí. En realidad para ambos, Vladimir ha estado muy atento a mi. Le daremos la noticia a todos pronto, pero no quiero hacerlo ya que me darán solo trabajo de oficina y no podré ir a misiones.

Lo importante de todo esto es que mi sueño, fue ser madre con un gran hombre a mi lado. No puedo dejar de admitir que Vladimir no tendrá el mejor trabajo pero se que haría cualquier cosa por sus hijos en este momento las únicas personas que saben del embarazo somos ambos y el médico todo quedó muy privado por ahora.

—Compraré todo lo que necesites —me dice sonriendo

—Estoy bien.

—¿Tienes antojos? ¿Quieres algo, amor?—pregunta acercándose a mí.

—Vlad, estoy bien.

—Bueno, pero si necesitas algo dímelo—me informa, muy serio.

Asiento sonriendo, ambos estábamos en la cocina charlando. Y cuando me acerco a la nevera y la abro, Vlad lleva sus manos hacia su boca y la cubre, dejándome completamente aturdida. Y entonces comienza a correr en dirección al sanitario, con pasos rápidos lo encuentro vomitando.

—¡Diablos!, ¿por qué, carajos tengo náuseas? —cuestiono aturdido.

—Tal vez, estas enfermo —bromeó.

Minutos más tarde nos dirigimos a cenar y Vlad, vuelve a tener nauseas y vómitos. Así que rendida busco en Internet, sus extraños síntomas. Y cuando el navegador me llena de información, contengo la risa.

En algunos casos de embarazos, muy pocos hombres tienen síntomas de embarazo.

Vómitos, náuseas y fatigas.

—Vlad —sonrio—, acabo de leer en Internet que al parecer tienes síntomas de embarazo.

El gira su cabeza hacia mi y luego se acercó indignado, tomando mi teléfono, lee la información detenidamente y luego se le escapa una maldición.

—¡Esto es imposible! —exclamó—. ¿Qué clase de broma es esta, Bia?

—No puedes negar, lo irremediable —contestó en risas—. No es mi culpa, cariño.

—No entiendo —protestó—, a tí ni siquiera te dan síntomas.

***

Unos días más tarde, me dirijo a Nueva York, a la central del FMM. Ahí vi a cada uno de mis compañeros y no podía creer, lo que mis ojos estaban observando: mi madre caminaba a mi dirección con un hermoso vestido corto y rojo, sus rizos estaban peinados a la perfección y su expresión era tranquila.

Sus ojos estaban brillando de felicidad.

Sonrío, y ella se acerca a mi con entusiasmo y me extiende unos papeles, asiendome quedar completamente sorprendida.

—¡Soy legalmente una mujer soltera! —grita—. Ya no aguantaré a la escoria de tu padre, estoy oficialmente divorciada.

—¡Mamá! —grito emocionada—. Me alegro mucho por tí, mereces ser libre de él.

Ambas nos abrazamos y detrás de nosotras se escuchan unos pasos firmes. Era mi hermano mayor, el cual nos envuelve en un abrazo paternal y nos sonríe.

—¿Mami, dejaste al vejestorio de mi padre? —pregunto Eros sonriendonos.

Eros, nos suelta y mi madre se acerca a él, pellizcando su oreja derecha. Y jalandola bruscamente, haciendo que su gesto, me haga reír y a mí hermano quedarse del dolor.

La coronel y el capo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora