La coronel y el capo.

Capitulo 24.

Bia.

Observé con inquietud y reflexión a mis colegas, mientras cada uno de ellos mostraba diferentes reacciones ante la situación. Los tenía frente a mí, organizados y uniformados con sus trajes negros, listos para la tarea que teníamos por delante. La atmósfera estaba cargada de tensión, y aunque algunos parecían confiados, otros reflejaban una mezcla de ansiedad y determinación que me hizo cuestionar la preparación de todos para lo que estaba por venir.

Nos encontrábamos a punto de partir hacia Madrid, España, y no todos los presentes estaban al tanto de los detalles que implicaba nuestra misión. Solo unos pocos conocían la información más reciente, lo que aumentaba mi preocupación. A pesar de que quise compartir mis sentimientos de tristeza y miedo, y expresar cuánto los necesitaba en este momento, decidí mantenerme en silencio. La idea de que mi madre pudiera enterarse de la situación me resultaba insoportable, así que opté por guardar mis emociones para mí misma. Aunque la nostalgia me invadía por lo que había vivido, sabía que, al final del día, siempre encontraba la manera de volver a brillar; solo necesitaba un poco de tiempo.

Una de las ventajas de este tipo de misiones era la desconexión total del mundo exterior hasta que estuviéramos a salvo. Ajusté bien la gorra de la compañía sobre mi cabeza, bajé la mirada y cambié mi postura para adoptar una actitud más defensiva. Cada precaución era esencial al entrar en una zona considerada hostil, y sabía que debía estar completamente alerta. La preparación mental y física era crucial para enfrentar los desafíos que nos esperaban, y estaba decidida a no dejar que el miedo me paraliza. Y contempló el portafolio que sostenía, una recopilación exhaustiva de la información más relevante sobre Martin Landino. Antes de enfrentar a mis adversarios, era fundamental comprenderlos y analizarlos en profundidad.

Martín Landino: Es el líder de la organización criminal que lleva su apellido. Anteriormente, fue paciente en el Hospital General Universitario Gregorio Marañón, situado en Madrid. Tras su fuga, Martín rápidamente se estableció como uno de los principales generadores de ingresos para la familia Landino. A pesar de las acusaciones del FBI contra varios miembros de su banda por tráfico de drogas, logró evadir las imputaciones debido a la falta de pruebas en su contra. En la actualidad, se encuentra en la cúspide de su poder, consolidándose como uno de los jefes criminales más influyentes y temidos tanto en España como en el resto de Europa.

Dejo el portafolio a un lado y levantó la vista, notando que todos mis colegas tienen sus miradas fijas en mí. La tensión en el ambiente es palpable, y la expectativa de lo que voy a decir se siente en el aire. Es un momento crucial, donde cada palabra que pronuncie tendrá un impacto significativo en la dinámica del grupo. La responsabilidad de liderar esta reunión recae sobre mis hombros, y soy consciente de que debo transmitir confianza y claridad para guiar a mis compañeros hacia los objetivos que nos hemos propuesto.

—Se produjo un cambio en los planes; partiremos primero hacia Francia —anunció, observándolos detenidamente—. Estaremos en un campamento francés que solicita asistencia del FMM debido a la falta de equipo, por lo que es nuestra responsabilidad ir y ofrecerles apoyo.

Luis levantó la mano derecha y asintió. —¿Coronel, se ha cancelado la misión a España? —preguntó, a lo que respondí con un rápido gesto de negación.

—Después de esta misión de ayuda, nos dirigiremos inmediatamente a España.

Horas más tarde, aterrizamos en París, Francia, a bordo de un helicóptero del FBI, esforzándonos por hacer todo lo posible. Al aterrizar, todos subimos a un vehículo que nos llevaría al campamento. Al llegar, observé que estábamos en una zona repleta de civiles, con muchos hombres en combate y otros intentando salvar vidas. Un hombre se acercó a mí; era alto, rubio, con ojos azules, piel tan blanca como la nieve y una barba bien cuidada.