Capítulo 13. Despierta Devoción

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Francisco llamó a Sebas para decirle que los chicos estaban bien, que irían todos de paseo por el lago ese fin de semana y que una vez regresaran a casa, los Ledesma llamarían a Manolita para saludar.

Cuando regresaron, Jordi fue el único que quiso hablar con Manolita por teléfono, le dijo que a pesar de estar en una casa muy bonita y que la familia de Sebas los trataba muy bien, casi como miembros de su familia, se sentían muy tristes y estaban contaban los días para volver a ver a su madre.

Calma hijo, pronto saldremos de esto, ya verás, tienes que ser valiente y cuidar de tus hermanos ¿Está bien?

−Manolita, solo queremos ver bien a nuestra madre y estar con vosotros.

Pronto Jordi, no comas ansias, hijo y sube un poco el ánimo, tu madre se pondrá bien, estoy segura. Yo te prometo que estaré al pendiente de ella.

−Está bien, Manolita.

Le he pedido a una amiga que les lleve algo de ropa y otras cosas; no tengáis miedo de hablar con ella y recibidla. 

−¿Qué amiga? −preguntó Jordi.

−Es una periodista, se llama Margarita, es muy maja y muy buena persona. Ella quiere escuchar de vosotros la historia de vuestro padre, quiere ayudaros. Jordi, necesitamos que contéis toda la verdad, es importante para todos.

Jordi se quedó en silencio.

−¿Jordi? ¿Me escuchaste?

−Sí...es que...no creo que Amelia quiera hablar, últimamente no habla mucho ¿sabes? No creo que quiera contarle a una extraña todo lo que pasó.

−Entonces cuéntaselo tú, creo que para ella será suficiente, hijo.

−Está bien.

−Venga, abrigaos mucho, que de noche debe hacer mucho frío.

−Lo haremos, no te preocupes Manolita. Gracias por las cosas. 

−De nada, hijo, un abrazo muy fuerte. Adiós.

−Adiós, Manolita.

...

Margarita llegó a la casa de Francisco e Inés y de inmediato se ganó la confianza de Jordi, Sebastián y Santiago. Alfons y Amelia, por el contrario, se mostraron muy desconfiados y solo se limitaron a saludarla.

La periodista entregó a los Ledesma las cosas que los Gómez habían enviado para ellos y le fue difícil no notar la nostalgia en los rostros de esos tres chicos, que agradecieron cada detalle de los Gómez, pero nada de eso sustituía la compañía y la cercanía que tanto anhelaban en ese momento.

La familia de Sebas fue muy amable con Margarita, y luego de compartir la mesa, Margarita le pidió a Jordi que la acompañase al jardín, para charlar un poco. Hablaron durante un largo rato, mientras que Amelia prefirió quedarse en la cocina con Inés y desde allí observaba con mucha atención y curiosidad a la periodista. Alfons decidió no hacer mucho caso a la visita de la mujer y se fue a su habitación a leer un poco.

La niña morena, que no le quitaba la vista de encima a Margarita, se acercó lentamente hasta donde estaba ella, hablando con Jordi. 

−Hola, guapa −la saludó Margarita.

−Hola, ¿Tú sabes cómo está mi madre?

Margarita la miró con pena y negó con la cabeza. Amelia bajó la mirada y sus ojos se humedecieron.

−Oye −le dijo mientras le levantaba la barbilla −tu madre se pondrá bien, ya lo verás, ella es una mujer valiente, así como lo eres tú y también tus hermanos.

Prometo amarte y esas cosasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora