Capítulo 67. Gracias Paula

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Luisita sintió su mundo detenerse cuando el sonido de la bala salió disparada en aquella pistola. Seguido, un golpe seco fue lo siguiente y de inmediato, Richard cayó desplomado al suelo.

Paula, se había quedado detrás de la morena y sin saber cómo, sacó valentía de su interior, en medio del terror que sentía por lo que estaban viendo sus ojos. La chef golpeó a Richard con el cuenco de las llaves, que estaba sobre un fino mueble, cerca de la puerta. Paula sin pensarlo mucho, lo tomó cuando vio a Amelia abalanzarse sobre aquel violento hombre y al sentir que estaban en peligro, reaccionó.

Luisita tenía los ojos inundados de lágrimas y Paula estaba todavía en shock. Ambas, temblaban incontrolablemente, mientras que Amelia y Richard, yacían tendidos en el suelo. La abundante sangre empezaba a manchar la alfombra y Paula, al darse cuenta de ello, espabiló.

La chef sacó su móvil y muy nerviosa, llamó a una ambulancia. Mientras lo hacía, corrió a la cocina a por un cuchillo, para soltar la tirilla plástica que inmovilizaba las manos de Luisita. La cortó y liberó a la doctora, haciendo que se incorporara rápidamente, para luego ver cómo corría hacia la morena.

−Amelia, por favor, mírame, mírame, mi amor, por favor −le suplicó Luisita.

Amelia soltó un quejido e intentó abrir los ojos para mirar a su novia.

−Ya viene la ayuda, mi amor, por favor, resiste, te lo pido, por favor, no puedes dejarme sola, no puedes, Amelia.

La rubia inspeccionó rápidamente la herida que tenía la morena y rápidamente buscó una toalla en la cocina, para hacer presión y evitar que se desangrara.

−Escucha, mi amor, mi estrella, vas a estar bien, te lo prometo, tienes que ser fuerte, tienes que resistir −le dijo dándole un beso en los labios.

Amelia perdió el sentido y Luisita empezó a pedir ayuda.

Paula al observar a Richard tendido en el suelo, con un charco de sangre saliendo de su cabeza, no tuvo más opción que llamar a la policía. Estaba segura de que lo había matado de un golpe.

La sirena de la ambulancia se escuchó y era el momento para que la chef llamara a alguien más y avisara de lo sucedido. Con sus manos muy temblorosas buscó el número del restaurante, pero seguro, por el ruido de la fiesta, nadie atendía al teléfono.

No quedaba más alternativa que una sola; Carol. Se armó de valor y miró de nuevo a la pantalla de su móvil para llamar a la actriz. Soltó un suspiro y dejó que repicara dos veces y antes de la tercera, la chica respondió. Le bastaron pocas palabras a Carol, para entender que había pasado algo grave y que Luisita, Amelia y Paula, necesitaban ayuda de inmediato. 

Amelia fue llevada rápidamente a la ambulancia con una emergencia vital. Luisita se rehusaba a separarse de ella y sin poder parar de llorar, apretaba la mano de la morena y se limpiaba las lágrimas que bañaban abundantemente su cara.

−Amelia, tienes que salir de esto, mi amor, yo no puedo seguir mi vida sin ti. Tenemos que estar juntas −le suplicaba la rubia. 

Luisita subió a la ambulancia y tomó de nuevo la mano de Amelia y observó con detalle, su bien cuidado manicure, disfrutando por un instante, de la suavidad de su piel, llevándose la mano a su boca y besándola delicadamente.

La policía llegó al piso y Paula intentaba explicar todo lo sucedido. Richard era llevado a otra ambulancia, para llevarlo también a emergencias. Tenía signos vitales, pero estaba inconsciente.

Julia al enterarse por Carol de lo sucedido en el piso de Luisita y Amelia, tomó de la mano a Lucía y se dirigieron directo al hospital, para intentar averiguar un poco más, acerca del estado de salud de Amelia.

Prometo amarte y esas cosasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora