−¡Lucía! Apresúrate que vamos a llegar tarde −la llamó Luisita por tercera vez.
−Uy, Luisi, cálmate, que te va a dar algo −dijo la gemela saliendo de su habitación.
−No me gusta llegar tarde a una cita con Amelia −le respondió.
−No hay problema, le he hablado a Alfons hace un rato y hemos quedado de vernos todos en la plaza.
−Vale, ¿Y María?
−Está en el restaurante con Nacho, pasaremos por allí, para ir a la plaza los cuatro.
−Está bien, Entonces, ¿Vamos? −preguntó la rubia.
−Sí, me pongo el abrigo y nos vamos, que, si te hago esperar un minuto más, vas a hacer un hueco en el salón.
−Llevo esperando una hora, Lucía, ¿Cómo es que tardas tanto?
−Bueno, una que tiene sus rituales de belleza.
−¿Ah sí? ¿Cuáles son esos?
−¡No seas cotilla! ¡Anda! Vamos, que tu princesa debe estar esperando.
Las dos hermanas salieron de casa rumbo a Los Asturianos, allí se encontrarían con María y con Nacho. Luego irían a la plaza y se reunirían con Amelia y Alfons, así, irían todos juntos al cine. Era noche de estreno y la película de suspenso que eligieron, parecía prometedora.
Unos minutos después, las Gómez y Nacho salieron del restaurante. Caminaron un par de calles y al observar hacia el centro de la plaza, reconocieron a Alfons sentado en una banca. Luisita se apresuró al notar que Amelia no estaba con él.
−¡Alfons! −lo llamó.
El chico se sobresaltó y se quedó mirando fijamente a Luisita.
−¿Dónde está Amelia? −preguntó inquieta al observar el nerviosismo del joven.
−Eh, Luisita... −titubeó
−Alfons, ¿Le ha pasado algo a Amelia? ¡Dime! −preguntó con preocupación, al tiempo que los demás se acercaban para escuchar qué pasaba.
El joven volteó a mirar hacia el callejón donde quedaba el hotel y Luisita reconoció a la morena. Sintió alivio al ver que estaba bien, pero de inmediato, una sensación de calor se apoderó de su cara al darse cuenta de que su novia no estaba sola; estaba en compañía de Sara.
Luisita observó cómo la pelirroja pasó delicadamente su mano por el brazo de Amelia y luego se lanzó a su cuello para abrazarla. La rubia sintió crecer la dañina emoción que devoraba su ser, al notar cómo Amelia correspondía al abrazó y rodeaba la espalda de Sara. Un extraño mareo se apoderó de ella y su cabeza le advertía que iba a explotar en cualquier momento. De pronto, la invadieron unas inexplicables ganas de escapar de aquel lugar, pero se contuvo para seguir observando con detalle la escena.
Luego de que Amelia y Sara se soltaran de aquel abrazo, la morena le sonrió y se despidió de la pelirroja con un beso en la mejilla.
−Luisi, no te rayes, por favor −le dijo Lucía, intentando quitarle importancia y conociendo perfectamente el carácter de su hermana menor.
−¿Sabéis algo, chicos? No me apetece ir, creo que no me estoy sintiendo del todo bien − dijo la rubia de mala gana a sus acompañantes.
−Pero, Luisi...−trató de persuadirla María −. No ha pasado nada, solo son amigas y hace mucho tiempo que no se veían.
−De repente se me han quitado las ganas de ir, María. Me ha dado dolor de cabeza.
−Eso se llaman celos, Monito −dijo Lucía con una risa baja.
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Prometo amarte y esas cosas
FanfictionLusita Gómez conoce accidentalmente a Amelia Ledesma desde la infancia y sus vidas serán inseparables. Esta historia narrará, las vivencias de los Gómez y los Ledesma, quienes lucharán contra viento y marea para ser felices, demostrando que el amor...