Entraron a la habitación sin encender las luces, se deshicieron de sus tacones y aún sin soltarse del abrazo, sus bocas seguían entremezclándose y reconociéndose. Caminaron lentamente hasta la cama y allí, la morena se dejó caer primero, acomodándose en el colchón y observando atenta, los sensuales movimientos de la rubia. Una corriente eléctrica le recorrió todo el cuerpo y se instaló en su vientre, cuando miró fijamente aquellos ojos chocolate, oscurecidos por el deseo. Amelia abrió su boca para intentar tomar un poco más de aire, al contemplar a Luisita dejar caer de su vestido, dejándolo atrás, en el suelo. Quería decirle lo hermosa que era, pero la rubia se anticipó, poniéndole el dedo índice sobre sus labios.
−No hables −le susurró.
La morena sonrió y enseguida, se dibujó en el rostro de la rubia, una amplia sonrisa. Amelia deslizó su mano hasta el cuello de la rubia y con la otra, como un llamado desesperado, se aferró a su cintura, para atraerla. Poco a poco los centímetros que separaban sus cuerpos, desaparecieron, dejando como consecuencia el calor de sus aceleradas respiraciones.
Se escuchaban suspiros y sutiles gemidos, mientras las manos de ambas chicas, viajaban por todo el espacio de sus pieles. Luisita agudizó su mirada y le sonrió a Amelia, mostrándose mucho más segura que nunca y tomando el mentón de la morena, para darle un beso cargado de lujuria y deseo.
La morena acarició sensualmente la espalda de la rubia, pasando su boca por el cuello de su amante y terminando en un nuevo beso húmedo, que le dio la bienvenida a una noche sin fin. Exploraron poco a poco, las profundidades del erotismo, Amelia pasó sus manos por los hombros de Luisita, para liberarla de su brasier y en respuesta, ella le regaló una maliciosa sonrisa.
La rubia aprovechó para rodear con sus manos, los pechos duros de la morena y ésta gimió, echando su cabeza hacia atrás. Luisita se liberó por un momento de la presión excitante que le causaba Amelia y torpemente intentó deshacerse de la blusa de ella. Del saco y del corbatín que llevaba antes la morena, ya no quedaba ni el rastro por aquella habitación. Luisita soltó con sus manos temblorosas, cada uno de los botones de la blusa de Amelia y ésta sonrió en respuesta, adivinando sus intenciones.
La morena besó el hombro de Luisita, dejando allí un pequeño mordisco al final, haciéndola retorcerse de gusto. En respuesta, la rubia sonrió y se apoderó de la cintura de la morena, para luego ir por su pantalón. Aún con un poco de torpeza, la liberó de la estorbosa prenda y su compañera aprovechó para soltarle su cabellera dorada y enterrar suavemente sus dedos en esta.
Luisita, trazó un camino con su boca y su lengua, por las piernas de la morena, hasta detenerse en su centro, donde le dedicó varios minutos a besarla, lamerla, succionarla. Amelia echó la cabeza hacia atrás, elevando sus caderas y sus piernas, rodeando con ellas, el cuello de la rubia.
Luisita alzó la mirada para asegurarse que su amante estaba disfrutando del momento y para su placer, la imagen que tuvo ante sus ojos, le pareció lo más sensual que habían contemplado alguna vez. La morena se retorcía de gusto, ante el contacto de la lengua de su chica, con la sensible y delicada piel de su sexo. La morena temblaba y se estremecía, dejando escapar sensuales gemidos, haciendo que el cuerpo de Luisita se encendiera más y más.
La rubia sintió las piernas de la morena temblar y su cuerpo estremecerse bajo el suyo. Rápidamente deslizó su mano entre sus cuerpos e introdujo los dedos en el sexo de su chica. Siguió el ritmo que marcaba la morena, acelerando poco a poco, a pedido de ella. Una explosión de placer hizo que las uñas de Amelia se enterraran en la espalda de Luisita, quien aprovechó ese instante, para subir lentamente por su cuerpo, hasta alcanzar su boca y dejarle un beso lleno de deseo.
−Lo siento, cariño −se disculpó la morena todavía jadeante y abriendo lentamente sus ojos.
−¿Por qué? −preguntó la rubia sonriendo como una tonta y retirando sus dedos suavemente de su interior.
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Prometo amarte y esas cosas
FanfictionLusita Gómez conoce accidentalmente a Amelia Ledesma desde la infancia y sus vidas serán inseparables. Esta historia narrará, las vivencias de los Gómez y los Ledesma, quienes lucharán contra viento y marea para ser felices, demostrando que el amor...