Capítulo 24. Canción del gato

512 66 29
                                    

Llegó por fin el viernes, las Gómez y Amelia terminaban una dura semana de clases y de exámenes en el instituto. La morena había quedado de estar a las cuatro y media de la tarde en la casa Gómez, para ver una película junto a las gemelas, Luisita y Marisol. 

−¿Dónde está Luisita? −preguntó la morena entrando a la sala y quitándose su chaqueta. 

−Esa niña no ha asomado la cabeza desde la comida −respondió Lucía mientras se sentaba en el suelo y apoyaba su espalda en el sofá. 

−Y mamá le dio una regañina en la mañana, porque tampoco quiso desayunar −agregó María. 

−¿Qué pasa con ella? ha estado actuando muy raro −dijo la morena.

−Desde que los padres de Fabián lo sacaron del instituto, las cosas no han estado fáciles para mi hermana, sus compañeros de clase la excluyen prácticamente de todo, le echan la culpa de su salida.

−¡Ah! O sea, que Luisita les salió a deber a esos idiotas −dijo Amelia irascible.

María asintió con pesar.

−¡Es absurdo! −exclamó la morena con enfado. 

−Marina nos ha dicho que Luisi ha pasado una semana terrible, por suerte ella ha estado allí para acompañarla todo el tiempo y ha impedido que esos niñatos le hagan algo más. Pero mi hermana ha estado muy decaída, ¿Sabes? Luego de la segunda regañina de mamá, durante la comida, se ha encerrado en su habitación y no ha querido hablar con nosotras −dijo María. 

−El abuelo le pidió a Luisi que dejara la puerta sin seguro y a cambio nosotras no la molestaríamos −explicó Lucía. 

La morena miró a las gemelas con preocupación, pasándose una mano por sus rizos para acomodarlos. Se quedó pensando y de pronto, como si su cerebro hubiese hecho "pop", se dio la vuelta, tomó su chaqueta para ponérsela y antes de salir, habló.

−Vuelvo enseguida.

La morena salió apresurada cerrando la puerta tras de sí. 

−Esta está más loca que yo, eso seguro −dijo Lucía.

María quedó confundida, sin saber por qué la morena salió de esa manera.

Quince minutos después, Amelia llamó a la puerta de los Gómez y Lucía se levantó del suelo para abrir. Habían decidido con sus hermanas, no poner ninguna película hasta que apareciera la morena. Cuando la gemela abrió la puerta, vio a su amiga, que tenía toda la cara llena de sudor y traía en sus manos una guitarra acústica, de un bonito color caramelo.

−¿Y eso? −preguntó Lucía cuando abrió la puerta y vio lo que traía la morena en las manos. 

−Una guitarra −respondió Amelia divertida y poniéndola al frente.

−¿En serio? Mira que pensaba que era un nuevo modelo de calefacción.

−¡Tonta! −dijo mientras entraba y ponía el instrumento de madera cuidadosamente sobre un sillón de la sala, para quitarse la chaqueta otra vez. 

−¿Puedo pasar a ver a Luisita? −preguntó la morena.

−Pues hija, si no te lanza una zapatilla apenas asomes por esa puerta −respondió Lucía con sorna. 

Amelia cogió la guitarra y se dirigió a la habitación de la rubia, tomando aire antes de llamar a su puerta.

Toc, Toc, Toc.

−Déjame, Lucía, quiero estar sola, ya te lo dije.

−Soy yo −respondió la morena.

−¿Amelia?

Prometo amarte y esas cosasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora